SIN QUEJAS
La poeta estadounidense Maya Angelou recuerda que su abuela Annie Henderson, tenía una tienda en el pueblo de Arkansas donde ella vivió de niña y que la hacía acercarse cada vez que cierto cliente gruñón entraba a comprar algo. La señora lo saludaba diciendo ¿cómo está usted?, y el cascarrabias invariablemente se quejaba del calor o de lo mucho que le faltaba por arar. Entonces la abuela volteaba a ver a Maya y se cercioraba, con una seña, de que le estuviera escuchando. Angelou, quien hoy en día es escritora, maestra, productora y directora, tiene bien presente lo que Annie le decía cuando parroquianos como aquel se marchaban: "Escucha hija, hay personas que anoche se fueron a dormir y ya no van a despertar. Esos muertos darían cualquier cosa con tal de poder disfrutar de este bendito calor o de trabajar la tierra, aunque sólo fueran cinco minutos. Por eso, no te quejes. Si algo no te agrada, cámbialo, y si no está en tus manos hacerlo, cambia tu forma de verlo". La q