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Mostrando entradas de febrero, 2020

El conejito de cerámica

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“Ayúdame mamá”, susurré. “Muéstrame que todo va a estar bien”. Era miércoles por la noche y estaba acostada, tratando de dormir. Mi esposo ya se había dormido. Los últimos tres meses habían sido difíciles para nosotros. Me había dado una gripe y había comenzado a sentir un dolor en mi abdomen en el lado derecho que iba en aumento. Me habían hecho múltiples exploraciones pero no habían encontrado nada. A la mañana siguiente me harían una exploración de la vesícula biliar y estaba asustada. Pensaba que iba a morir igual que mi madre. Perdí a mi mamá, Anita, a los 24 años. De repente le encontraron una enfermedad degenerativa. Su declive fue rápido hasta que murió. La extrañaba mucho y deseaba recibir su consuelo en estos momentos. Tenía un hijo de 15 años y otro de apenas 8, y temía que quedaran sin mí. Pensando en mi madre y hablando con Dios me quedé dormida. A la mañana siguiente me realizaron el examen pero no me dijeron nada, pues debía esperar a que el médico examinara la prueb

Cuatro Meses

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El otro día fue el aniversario de la partida de una señora por muchos conocida y muy querida. Al regresar de una de las decenas de consultas médicas a las cuales se había sometido,   ella dijo a sus familiares: - Pedí franqueza a la junta médica que me examinó, y que no me ocultaran la verdad sobre mi estado de salud, pues sentía que me restaba poco tiempo. Delante de los ojos ansiosos ella continuó: - Ellos me revelaron que soy portadora de un mal incurable y que sólo me quedan aproximadamente cuatro meses de vida. Una de las hijas rompiendo en llanto, dijo: ¡Mamá nos cuenta eso con tanta naturalidad! La madre continuó hablando con mucha serenidad: ahora dispongo de mucho tiempo para hacer todo lo que yo debí haber emprendido hace mucho. Ordenaré todos mis armarios, guardaré lo que realmente uso y el resto lo pondré afuera o lo daré a quien lo precisa. Colocaré bellas cortinas en las ventanas. Trataré de no inmiscuirme en la vida de otros. Todos los días quitaré el polvo de

Una voz la guió a la mascota perfecta

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Conducía sin prisa a mi apartamento. Venía de la tienda y estaba decidiendo qué hacer para la cena pero sin ningunas ganas de volver a ese lugar vacío. Tenía pocas semanas allí. Me acababa de divorciar y me había llevado a mi perro salchicha conmigo a mi nuevo departamento. Siempre había vivido en casas, pero el dinero no me daba para más y los ruidos asustaban mucho a Ginger mi mascota. Ladraba mucho y corría de una ventana a otra. Los vecinos empezaron a quejarse y quien me había alquilado me dijo que debía deshacerme del perro o irme. Mi ex esposo aceptó quedarse con él, y yo sabía que era lo mejor ya que vivía en una casa con un jardín enorme lleno de árboles. Así fue que se lo llevé. El departamento se sentía tan solo. En todo esto estaba pensando cuando de repente escuché una voz profunda que me dijo: “Ve al refugio de animales”. No lo podía creer, pero había sido tan real que me desvié al refugio. Cuando llegué me di cuenta de que estaba lleno de gente. Me abrí paso entre la

La Bala Que Lo Salvó

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Hoy solo estoy vivo porque me dispararon en la cabeza. La fuerza de la bala me golpeó de espaldas en medio de una pradera en las montañas Ozark del suroeste de Missouri. El aire era pesado, el mundo borroso a mi alrededor. La sangre fluyó por mi frente. Una cara apareció en mi línea de visión. Mi cuñado Scott. Yo había caído al suelo y Scott me dijo que me tranquilizara que iba a buscar ayuda. Era el viernes de Acción de Gracias y mi familia y yo habíamos viajado una hora desde la ciudad de Springfield al campo donde vivía mi hermana para comer con ellos.  En la ciudad trabajaba como pastor y como profesor en una universidad cristiana, pero era una persona que me había criado en el campo. Antes de la cena de Acción de Gracias mi cuñado me pidió que lo acompañara en su camioneta a chequear las cercas del ganado. Así fue que emprendimos la tarea. El conducía y nos bajábamos en cada cerca para chequear que estuvieran cerradas. En una de esas oportunidades, estábamos arreglando una cerc

El León Mata Con La Mirada

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Cuenta una historia que un joven iba caminando por uno de los senderos vírgenes de México, cuando, de pronto, se encontró un anciano que estaba terminando de limpiar la piel de un león, que acababa de matar. El joven se sentó un rato al lado del cazador, y este sin más empezó a hablar diciendo:"El león mata a sus presas, no porque sea más grande o fuerte, el león  mata con la mirada. El joven no entendió  así que el hombre le explicó: "Cuando el león ve una presa, primero la sorprende, pero luego la mira fijamente. Al hacerlo, el animal, lo mira igualmente, pero pierde  por completo el sentido de quién es y se mira a sí mismo como el león lo mira.   El miedo ciega al pobre animalito, y empieza a creerse pequeño y débil, o sea  que empieza a verse como lo mira el león. El temor lo entumece  y se rinde, se abandona, y el león lo caza. Así mata el león, mata mirando. Pero hay un animalito que no cae en esa trampa, que no le hace caso al león cuando lo encuentra, y si el le