Nunca olvidaré ésta experiencia que sobretodo fue una gran enseñanza para mi. Siendo aún niños nos ingeniábamos para atrapar a los animales del bosque. Armábamos señuelos, silbatos, trampas, rejas y hasta canastos tejidos en las caídas de agua para atrapar los peces. Éramos chicos felices en medio de una naturaleza fértil y con riquezas naturales por todo el bosque. Una de mis habilidades favoritas, era la de colocar trampas en el bosque. Con cuidado investigaba los caminos de los conejos, las liebres o los zorros y, una vez convencido de su hábitat, montaba y disimulaba las trampas en el camino. Luego, al otro día, tomaba mi bicicleta, y me internaba por los senderitos del bosque a revisar mi trabajo. Un día, ¡qué fastidio! La cadena de mi bicicleta se salió de sus engranajes; la coloqué y luego volvió a caer. Entonces molesto, volví a montarla en la punta del engranaje y di una vuelta con fuerza al pedal para que se instalara completamente, pero, sea por mi apuro, por...