EL SEMBRADOR DE BELLOTAS


En 1930 un joven viajero exploraba los Alpes Franceses. Llegó a una vasta extensión de tierra estéril. Estaba desolada. Era amenazante. Era horrible. Era el tipo de lugar del que uno quiere salir lo más pronto posible. Comenzó a alejarse cuando, de repente, el joven viajero se detuvo sobre sus talones. En medio de este vasto desierto había un anciano encorvado. Sobre su espalda cargaba un saco de bellotas. En su mano había un trozo de tubo de hierro de metro y medio. El hombre usaba el tubo de hierro para abrir agujeros en la tierra. Entonces, sacaba del saco que traía una bellota y la colocaba en el agujero. Luego, el anciano le dijo al viajero: “He sembrado más de 100,000 bellotas. Quizás tan solo una décima parte de ellas crecerán”. La esposa y el hijo del anciano habían muerto, y esta era la manera como él había decidido invertir sus últimos años. “Quiero hacer algo útil”, dijo él. Veinticinco años después, el viajero regresó al mismo paraje desolado. Lo que vio lo sorprendió, no lo podía creer. La tierra estaba cubierta con un hermoso bosque de tres kilómetros de ancho y ocho de largo. Las aves cantaban y los animales jugaban y las flores silvestres perfumaban el ambiente. El viajero se quedó contemplándolo, recordando la desolación que alguna vez existió en ese lugar; ahora un hermoso bosque de robles  se levantaba allí –sólo porque alguien se interesó.    Brian Cavanaugh.
Todos pasamos por la vida tratando de triunfar y de conseguir el éxito. En nuestra búsqueda conocemos un gran número de personas interesantes, y llegamos a vivir sucesos y hechos que nos enriquecen. Pero no estamos en este mundo solamente para encontrar nuestra felicidad. Pensemos en nuestra familia y en nuestros amigos. Ellos te necesitan, y nosotros a ellos. No vivas sólo para ti mismo. Tratemos de no ser egoístas. Busquemos el bienestar de todos. Si bien es cierto que en el año que pasó experimentaste dolores y situaciones difíciles, también lo es el que nos falta vivir muchísimas maravillas. Este año 2012 viene con sorpresas, regalos y vivencias únicas. Anda, no te detengas, porque están allí esperando a que tú las destapes. Siembra las bellotas de amor y felicidad, y un inmenso bosque crecerá, y servirá de cobijo y ayuda a quien tu menos pienses. Deja tu huella. ¡Feliz Año 2012! ¡Que Dios te de un Feliz Día!

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