LA JAULA DE LOS JILGUEROS
Había una vez una jaula muy grande que estaba llena de jilgueros. Todas las mañanas, cuando salía el sol, todos comenzaban a cantar. En pocos lugares se escuchaban unos cantos tan bonitos como aquellos. Pero había un jilguero que destacaba por lo bien que lo hacía. Nunca se había oído cantar a un pájaro de esa manera. Un hombre muy rico oyó hablar de este jilguero y quiso tenerlo en su casa. Fue al dueño y le ofreció una fortuna a cambio del pájaro. Pero el dueño le dijo que había un pequeño problema. Como todos eran tan parecidos, no sabía distinguir cuál de ellos era. Aunque la cosa era de fácil solución; cuando le oyera cantar, se fijaría en él y le haría una marca. Así que, el hombre rico quedó en volver al día siguiente para llevárselo. El dueño se puso a buscar al que cantaba tan bien. Cuando lo descubrió, lo cogió y le arrancó una pluma de la cola. Así lo podría reconocer con facilidad. Por la noche, todos los jilgueros que vivían en la gran jaula estaban muy preocupados. Habían caído en la cuenta de que el dueño quería vender al que mejor cantaba. Estaban muy unidos y no querían perder a un buen amigo. Por eso, buscaron la manera de impedir que su amigo fuera vendido. Después de estar un rato pensando, a uno de ellos se le ocurrió una brillante idea. Arrancarse todos la misma pluma de la cola. Así no podrían reconocerle y no lo venderían. A la mañana siguiente, llegó el hombre rico por el jilguero. El dueño lo acompañó hasta la jaula diciéndole que ya estaba todo solucionado. Pero cuando empezó a buscarlo, se dio cuenta de que a todos les faltaba la misma pluma de la cola. Al final, no pudo encontrarlo y el jilguero no fue vendido. La solidaridad de sus amigos había conseguido salvarle.
Qué hermoso es poder contar con la ayuda de los demás, sentir el apoyo y experimentar la comprensión. Los seres humanos nacimos para vivir en comunidad, en sociedad. Ayudar a quienes nos rodean, familiares, amigos o vecinos, nos hace mejores personas y nos cambia. Nacimos para compartir el corazón, para amar, respetar, para sostenernos en medio de la prueba, para animarnos en medio del dolor. Nos necesitamos los unos a los otros. Así que si un día alguien amenaza con arrancar tus plumas, queriéndote arrebatar tu esperanza, tus sueños y tu vida, no temas, aquí estamos muchísimos Jilgueros, cantando junto a ti y luchando contigo… Recuerda que no estás solo… Sigamos entonando la hermosa melodía del amor. ¡Que Dios te de un Feliz Día! Any Aular.
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