HAGASE TU VOLUNTAD


Muy temprano sonó el teléfono. Cuando respondí, era lo que temía: llamaban del hospital donde estaba nuestro niñito con meningitis. Nos dirigimos allá asustados. Él médico nos dijo: “-Si conocen otro médico llámenlo, para ver si me puede ayudar en esto. El caso es demasiado grave”. En el camino de regreso a casa, mi esposo estalló en llanto y yo me desesperé. De pronto, al pasar frente a una iglesia, le dije a mi marido: “-¿Por qué no entramos a la iglesia y le pedimos a Dios su ayuda y su fortaleza?-“. A él le pareció buena la idea y entramos. Allí, en una banca, había una Biblia y al abrirla leí la oración de Jesús en el huerto: “-Padre, si es posible, aparta de mi esta copa, pero que no se haga lo que yo quiero sino lo que Tú quieres. ¡Hágase tu voluntad!-“. Ambos lo leímos y empezamos a repetirlo, y repetíamos a coro: ¡Hágase tu voluntad! Y lo repetimos hasta sentir tranquilidad. Después de esto parecíamos otras personas. Al llegar a casa nos volvieron a llamar del Hospital y nos dijeron de una nueva droga que no había sido probada, pero que estaban dispuestos a probarla con nuestro hijito, pues de todas formas estaban seguros de que iba a morir. Firmamos la autorización y le inyectaron la nueva medicina a nuestro niñito. A cada paso de todo este proceso nos manteníamos repitiendo la oración: ¡Hágase tu voluntad!, y esto nos daba tranquilidad y fuerza… Y hoy acabo de asistir al acto de graduación de aquel que cuando niño estuvo a punto de morir a causa de la meningitis, y ahora es un médico lleno de ciencia y de salud. Un día lo colocamos en manos de Dios, y el Buen Dios le concedió a él la curación, y a nosotros la paz… Dios mío, ¡Hágase tu Voluntad!
Por lo general vivimos inconformes con lo que nos pasa. Creemos saber lo que más nos conviene. Pero sólo Dios conoce lo que en verdad necesitamos. La inconformidad nos lleva a molestamos con todo y con todos, nos lleva al borde de la desesperación. Así que en medio de nuestra realidad, lo que en verdad necesitamos es paz, aún en medio de la tormenta, y esto solo es posible entregando nuestra vida y nuestros problemas en las manos de Dios. Nada sucede por casualidad, todo lo que vives fue exclusivamente preparado por Dios para sacar lo mejor de ti, para ayudarte. Entrégate en sus manos y confíale tu vida. Que en este día seas lleno de la confianza y la fuerza que se derivan de una fe plena en el Creador. Entreguemos nuestras cargas en las manos Divinas y digamos a una sola voz: ¡Hágase tu Voluntad! ¡Que Dios te de un Feliz Día!  Any Aular

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA NIÑA, LA PIEDRA Y EL CABALLO

EL NIÑO DE LAS MIL COSQUILLAS

La niña, la piedra y el caballo