UN GRAMO DE EJEMPLO
Un padre llevó a sus hijos a un parque de diversiones. Al llegar a la ventanilla de las entradas, preguntó: -¿Cuánto es? - Son cinco pesos por usted y los niños mayores de doce años. Los niños de once años y menores son tres pesos. - Pues bien, el futuro abogado tiene siete el futuro médico doce -dijo entonces el padre-. Así que supongo que le debo trece pesos. Mientras la joven le daba el vuelto del billete de veinte pesos, miró al muchacho de doce años, luego al padre y dijo: - Usted podría haberme dicho que él tenía once años y yo jamás me hubiera dado cuenta. Se podría haber ahorrado un dinero. -Es posible -contestó el padre-, pero mis hijos sí se hubieran dado cuenta, y los niños son los mejores imitadores del mundo. Copian y repiten todo lo que ven a su alrededor y lo que más ven es la conducta de sus padres, porque en la práctica del arte de la paternidad, un gramo de ejemplo vale más que mil kilos de sermones. Cuidemos la manera de comportarnos y de conducirnos,