UN GRAMO DE EJEMPLO

Un padre llevó a sus hijos a un parque de diversiones. Al llegar a la ventanilla de las entradas, preguntó: -¿Cuánto es?
- Son cinco pesos por usted y los niños mayores de doce años. Los niños de once años y menores son tres pesos.
- Pues bien, el futuro abogado tiene siete el futuro médico doce -dijo entonces el padre-. Así que supongo que le debo trece pesos. Mientras la joven le daba el vuelto del billete de veinte pesos, miró al muchacho de doce años, luego al padre y dijo: - Usted podría haberme dicho que él tenía once años y yo jamás me hubiera dado cuenta. Se podría haber ahorrado un dinero. -Es posible -contestó el padre-, pero mis hijos sí se hubieran dado cuenta, y los niños son los mejores imitadores del mundo. Copian y repiten todo lo que ven a su alrededor y lo que más ven es la conducta de sus padres, porque en la práctica del arte de la paternidad, un gramo de ejemplo vale más que mil kilos de sermones.

Cuidemos  la manera de comportarnos y de conducirnos, bien sea en nuestra casa, en nuestro trabajo, frente  a nuestros hijos, con los vecinos y en todo lugar donde vayamos. Porque nuestra forma de actuar no sólo dice mucho de nosotros mismos, también influye y afecta el comportamiento de quienes nos aman y aprenden de nosotros. Hagamos más y hablemos menos. Alguien dijo:"Lo que haces hace tanto ruido, que no puedo oír lo que dices". Si queremos construir un mundo mejor, comencemos por nosotros mismos... Cambiemos nuestra forma de actuar, seamos justos, amables, considerados y tratemos de hacer todo lo mejor que podamos  movidos por el amor; y eso marcará la diferencia, porque no sólo cambiaremos y seremos mejores personas, sino que estaremos formando una nueva generación movida por los buenos principios. Seamos valientes y comencemos hoy mismo. ¡Que Dios te de un Feliz Día!    Any Aular

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