El Joven y El Sabio

La sabiduría no es un conocimiento estático, sino una búsqueda permanente. Un joven fue a ver a un sabio, y le preguntó: señor, ¿qué debo hacer para convertirme en un sabio? El sabio no contestó. El joven, después de haber repetido su pregunta cierto número de veces con el mismo resultado, lo dejó y volvió al día siguiente con la misma demanda. No obtuvo tampoco contestación alguna, y entonces volvió por tercera vez y repitió su pregunta: señor ¿qué debo hacer para convertirme en sabio? Finalmente el sabio lo atendió y se dirigió con el a un río que por allí corría. Entró en el agua llevando al joven de la mano. Cuando alcanzaron cierta profundidad, el sabio se apoyó en los hombros del joven y lo sumergió en el agua, a pesar de sus esfuerzos por salir a flote. Al fin lo dejó salir, y cuando el joven hubo recuperado el aliento, el sabio le preguntó: - Hijo mío, cuando estabas en el agua, ¿qué era lo que más deseabas? Sin vacilar el joven contestó: aire, quería aire. -...