Es asunto de escoger

Al inicio de mi clase, les pregunté a mis estudiantes cómo habían pasado su fin de semana. Un joven me dijo que su fin de semana no había sido muy bueno. Le habían extraído la muela del juicio. El joven procedió a preguntarme porqué siempre parecía tan feliz. Su pregunta me recordó algo que había leído en algún lado antes: “Cada mañana al levantarnos, podemos escoger cómo queremos enfrentar la vida ese día”. Le dije al joven: “Escojo pasarla bien”. “Déjeme darle un ejemplo”, continué, mientras los otros sesenta estudiantes oían con atención nuestra conversación. “Además de enseñar aquí, también lo hago en otra universidad, a unos 25 kilómetros de donde vivo. Un día, salí de casa y me dirigí hacia la universidad.  Pero cuando sólo me faltaban 400 metros para llegar a la universidad, el auto se detuvo y no arrancó más. Así que tomé mis libros, cerré las puertas, y me encaminé hacia la universidad”. “Tan pronto llegué llamé un servicio de grúa. La secretaria me preguntó que me había pasado. ¡Este es mi día de suerte!”, contesté sonriendo. “Su auto se descompone y ¿hoy es su día de suerte?” Ella estaba sorprendida. “¿Qué quiere decir?”
“Vivo a 25 Kilómetros de aquí”, le contesté. “Mi auto pudo haberse descompuesto en cualquier lugar de  la vía. Pero fue en el lugar perfecto: a solo 400 metros de aquí. Puedo dictar mi clase, y ya hice los arreglos con la grúa. Si mi auto debía dañarse hoy, no pudo haber pasado de mejor manera”. “Los ojos de la secretaria se abrieron por completo y luego sonrió. Le sonreí y me dirigí hacia el salón”. Observé los sesenta rostros en el salón. De alguna manera, mi historia los había tocado. De hecho, todo había comenzado con el comentario del estudiante que me veía alegre. Un sabio dijo una vez: “Nuestra conducta nos describe mejor que nuestras palabras”.
Todos nosotros somos responsables de nuestra propia felicidad. Cada uno decide con que actitud tomar lo que le acontece. Podemos ver lo que nos pasa con pesimismo y desesperación o podemos verlo con ojos positivos, llenos de entusiasmo y de esperanza. La felicidad es una decisión. Intentemos caminar con una sonrisa y con la frente en alto sin importar lo que suceda. No miremos hacia atrás, ni nos estanquemos en la queja, pues esto de nada sirve. Miremos hacia adelante y tengamos fe en el Buen Dios que nos cuida y que vigila nuestros pasos para ayudarnos. Veamos en cada percance un reto y seremos felices. ¡Que Dios te de un Feliz Día!    Any Aular 

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA NIÑA, LA PIEDRA Y EL CABALLO

La niña, la piedra y el caballo

EL NIÑO DE LAS MIL COSQUILLAS