El Sueño Que La Animó
Tenía 34 años y mi
vida no iba a ningún lado. Todo era un caos. Estaba a punto de divorciarme. La
salud de mi madre estaba fallando y mi trabajo como secretaria de una gran
iglesia no iba bien. Sentía una angustia constante. No sabía cómo encontrar la
paz. Siempre había encontrado consuelo en mi fe, pero ahora no hallaba la
forma. Buscaba a Dios desesperadamente y sentía que no lo encontraba. Una
noche, en mi habitación, estando sola, le dije a Dios: “Ayúdame”. Entonces tuve
un sueño. Soñé que estaba en un pequeño estanque de agua y yo flotaba y
acariciaba el agua moviendo los brazos. Siempre le he tenido miedo al agua,
pero en este sueño estaba en completa paz. Una tranquilidad inundó mi corazón y
entonces me desperté. El sol inundaba la habitación y yo sentía la misma paz
del sueño. Hacía mucho tiempo que no me sentía así. ¿Significaría ese sueño que
la angustia de mi vida desaparecería? No estaba segura. Me fui a trabajar.
Entonces cuando estaba cruzando uno de los pasillos para llevar unos archivos a
otra oficina, una compañera de trabajo me llamó: “Tricia, podría hablar
contigo, anoche tuve un sueño muy vívido contigo”. Nos sentamos y me contó el
sueño. Dijo que yo estaba tirada en el suelo, muy cansada y ella se acercó para
ver si yo estaba viva. De repente se acercaron dos hombres vestidos de blanco y
dijeron que me iban a ayudar. Me montaron en una camilla y me llevaron a un
pequeño estanque de agua. En lo que me pusieron en el agua cobré nueva vida y
la alegría me llenó. Yo flotaba y jugaba con el agua muy feliz. No podía creer
el sueño de mi amiga. Era una señal clara de que Dios me estaba hablando. Desde
ese día la niebla de la tristeza y la desesperación desaparecieron, y mi vida
cambió. Gracias Dios por hablarme y ayudarme.
Dios habla de maneras asombrosas para ayudarnos y hacernos sentir su amor. Si estás desesperado, no temas, tan solo clama a Dios y recibirás respuestas. El Padre que está en los cielos es poderoso para cambiar tu realidad en una mejor, tan sólo habla con Él y te sustentará. Cobra ánimo y busca de la presencia de Dios, cuéntale tus miedos y Él cambiará tus tinieblas en luz. No temas. Confía. ¡Que
Dios te de un Feliz Día! Any Aular
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