ESCALANDO MONTAÑAS
Había dos tribus guerreras en los Andes, una que vivía en el valle y otra en lo más alto de las montañas. Un día los habitantes de las montañas invadieron las tierras del valle y, como parte del saqueo, raptaron a un bebe de una de las familias del valle. Los habitantes del valle no sabían cómo subir a la cima de la montaña. No conocían los senderos que utilizaban los habitantes de ese lugar, ni sabían dónde encontrarlos o como perseguirlos en el escarpado terreno. Aun así enviaron a sus mejores guerreros a escalar la montaña y traer al bebe de regreso. Los hombres ensayaron un método de escalar y luego otro. Probaron una trocha y luego otra. Sin embargo, después de varios días de esfuerzos solo habían conseguido avanzar unos pocos metros. Desesperanzados e impotentes, los hombres del valle decidieron que su causa estaba perdida y se prepararon para regresar a su aldea. Mientras empacaban su equipos para descender, vieron a la madre del bebe que bajaba de la montaña y llevaba a su bebe a la espalda. ¿Cómo era posible? Uno de los hombres la saludó y le preguntó: “¿Cómo pudiste escalar esta montaña si nosotros, los hombres más fuertes y capaces de la aldea no lo conseguimos?” Se encogió de hombros y respondió: “Es que era mi bebe.”
¿Qué es lo que nos mueve? ¿Qué es lo que nos motiva a seguir adelante? ¿Qué es lo que nos impulsa? Sólo aquel que sabe cuánto vale lo que tiene entonces lo cuida, lo atesora, lo busca, lo protege… Los seres humanos estamos rodeados de tesoros: nuestras familias y nuestros principios…, y a veces dejamos que los problemas, las adversidades, los sentimientos de odio o los patrones torcidos que actualmente impone la sociedad cambien nuestras prioridades. Debemos cuidar de quienes amamos y defender nuestros valores. No dejemos que algún extraño o alguna idea que amenace con acabar con el orden que hasta ahora hemos experimentado en nuestras vidas, nos separe de nuestro camino, de nuestra verdad, de aquello que vale la pena conservar; y si nos equivocamos y perdemos momentáneamente el norte, luchemos con todas nuestras fuerzas hasta que lo encontremos nuevamente. La vida es una lucha constante, no nos rindamos en la búsqueda de la verdadera felicidad. ¡Que Dios te de un Feliz Día!
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