LA BUSQUEDA DEL HORIZONTE
Cuenta una historia que un hombre y una mujer,
fascinados por el deslumbrante paisaje de colorido y luz que brotaba ante sus
ojos, decidieron ponerse a caminar en busca del horizonte. Andaban y andaban y,
a medida que avanzaban, el horizonte se alejaba de ellos. Decidieron apresurar
sus pasos, no detenerse ni un momento, desoír los gritos del cansancio, la sed
y el hambre. Inútil, por mucho que aceleraron la marcha y multiplicaron sus
esfuerzos, el horizonte seguía igualmente lejano, inalcanzable. Cansados y
decepcionados, con los pies destrozados de tanto andar, y ante el vértigo de la
sensación de haberse fatigado inútilmente, se dijeron derrotados: “¿Para
qué nos sirve el horizonte si nunca lo vamos a alcanzar?”. Entonces,
escucharon una voz del cielo que les decía: “Para que sigan caminando”.
Las pruebas nos ayudan a crecer, a avanzar, a superarnos,
a luchar, y nos llevan a descubrir fuerzas que no sabíamos que estaban dentro
de nosotros mismos. Lo que nos pasa pone al descubierto los tesoros que están guardados
en lo más profundo de nuestro corazón. Los problemas nos forman como personas,
nos cambian, nos transforman. Aprovechemos la adversidad para crecer. Recordemos
que a la cima no se llega superando a los demás, sino superándonos a nosotros
mismos. Y si todavía te preguntas: ¿Para qué sirve este problema?, una
voz desde el cielo te dirá: Para que no dejes de luchar, ni te des por
vencido. ¡Que Dios te de un Feliz Día! Any Aular
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