LAS PLUMAS DEL AGUILA
El uno era alto, fuerte, y de todos los de su edad era el mejor. El otro, en cambio era más tranquilo, le gustaba ayudar a su madre y pasear por el bosque meditando, pero algunos chicos se burlaban a veces de él. Llegó el día en el que tenían que pasar la prueba y convertirse en hombres. La prueba era difícil: tenían cuatro lunas para irse del poblado y volver con plumas de águila. Si no lo conseguían serían tratados como niños. Se marcharon, el mayor corriendo rápidamente y el pequeño andando con su paso tranquilo. Ambos construyeron sus refugios y fueron cada cual a explorar el bosque por el lado de los riscos. Entonces vieron un ejemplar magnifico y el hermano mayor se apresuró a ponerle una trampa. Se escondió para que cuando el águila viniese, arrancarle las plumas de la cola. Pero no resultó nada bien, pues el águila lo vio y lo atacó. Molesto, hizo uso de su arco y le atravesó en un ala con una flecha. Rápidamente le pisó el cuello y le arrancó un par de plumas. “¡Esto e