CHEYENNE Y PAPÁ
Papá era un hombre muy fuerte. Era un leñador muy conocido por su increíble agilidad y fuerza, y por los innumerables premios que había ganado. Pero a raíz de sufrir un ataque al corazón padecía de una terrible depresión, así que mi esposo Dick y yo, decidimos traerlo a vivir con nosotros. Pero a pesar de eso su tristeza era notoria. Empezamos a pedirle a Dios que nos guiara para ayudarlo, que nos diera una salida. Fue entonces que nos hablaron acerca del bien que hacen las mascotas a las personas. Días después, me fui a la perrera municipal. Allí el encargado me mostró a varios perros, pero ninguno me llamaba la atención, hasta que llegamos a la última jaula, y fue entonces que un perro pointer se acercó a mí, me miró fijamente y me conquistó. Había llegado hacía dos semanas, según el encargado, y al día siguiente tenían que sacrificarlo puesto que ya tenía el tiempo límite establecido. Era como si yo había llegado justo a tiempo para salvarlo, sin saber que al final este perrit