LA CICATRIZ DEL AMOR
Una niñita invitó a su madre a una reunión de padres y maestros que se celebraba en la escuela primaria a la que asistía. Aunque la niña no deseaba que fuera, la madre aceptó la invitación. Sería la primera vez que sus compañeros de clase y su maestra vieran a su madre, y le daba vergüenza su aspecto. A pesar de que era una hermosa mujer, había una gran cicatriz que cubría casi todo el lado derecho de su rostro y a la niña le impresionaba tanto, que nunca había querido hablar acerca de cómo se la había hecho. En la conferencia, la gente quedó impresionada con la bondad y la belleza natural de su madre, a pesar de la cicatriz, pero la niña seguía avergonzada y se ocultó de todos. Sin embargo, se mantuvo a una distancia que le permitía escuchar lo que decían su madre y su maestra en una conversación, y esto fue lo que oyó: – ¿Cómo se hizo esa cicatriz en la cara? Le preguntó la maestra. La madre respondió: –Cuando mi hija nació, se incendió la habitación en la que dormía. Todos tenían demasiado miedo de entrar, porque el fuego estaba fuera de control, de manera que me arriesgue y entré. Cuando corría hacia su cuna, vi que caía una viga del techo y me lancé sobre ella para protegerla. El golpe me dejó inconsciente, pero gracias a Dios, entró un bombero y nos salvó a las dos. Esta cicatriz me acompañará por siempre, pero nunca lamentaré haber hecho lo que hice. En ese punto, la niña se dio cuenta del sacrificio que su madre había hecho para salvarla y corriendo hacia ella con lágrimas en los ojos, la abrazó y la tomó de la mano durante el resto del día. Nunca más se avergonzó del aspecto de su madre, ya que ahora, al mirar aquella cicatriz, sólo veía una señal de amor.
A lo largo de nuestra vida, muchos de nosotros sufrimos cicatrices, que no nos quitan la belleza, sino que la cambian. Una cicatriz no sólo dice que algo terrible pasó, sino que también ha sido superado. Una cicatriz nos dice que hemos "sobrevivido a una prueba", y hemos "salvado a alguien". Así que no nos menospreciemos por lo que nos ha tocado vivir, no nos lamentemos. Porque no cualquiera corre a un "cuarto en llamas", sólo aquel que puede dejar de pensar en sí mismo, para pensar en ese "que está en peligro”. Recuerda que la vida sólo vale la pena cuando la damos por otro. ¡Que Dios te de un Feliz Día! Any Aular
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