Los Anteojos

Una vez, un hombre se dio cuenta que no veía bien, no solo al querer leer, sino al caminar por la calle. Por este motivo decidió ir a un oculista. El médico le recetó un par de anteojos, que por el aumento que tenían, eran bastante pesados. Al poco tiempo de usarlos, la nariz empezó a protestar. –“¡Ay, estos anteojos son muy pesados, me molestan! ¿Y por qué tengo que aguantarlos yo, si funciono bien?”-. Los ojos le respondieron:- “Ten paciencia, es que no vemos bien y dependemos de tí para que sostengas los lentes”-. –“No estoy de acuerdo, arréglenselas como puedan, a mí esto me molesta y no es mi culpa”- volvió a protestar la nariz-. –“¡No te quejes tanto, que nosotros también lo sostenemos y no armamos semejante lío!”- gritaron las orejas, cansadas de escucharla-. Sin embargo, la nariz no hizo caso a las razones ni súplicas de los ojos, y disimuladamente comenzó a retorcerse, se movía de abajo para arriba, de un costado al otro, hasta que se movió de tal manera que los anteojos se cayeron al piso. Claro, en ese momento el buen hombre iba caminando y al caerse los anteojos, tropezó y cayó con todo su peso hacia adelante… Y, ¿saben quien se rompió?: La nariz.
Todos somos parte los unos de los otros, y de una forma u otra nos pertenecemos. Nuestras vidas están ligadas, bien sea porque somos familia, amigos, vecinos o compañeros de trabajo... Por eso, cuando alguien cercano a nosotros sufre algún tipo de problema o aflicción, nos sentimos aludidos e involucrados. Pero a veces cometemos el error de juzgar a quien vive una prueba. Creemos, en nuestra ignorancia, que está siendo castigado de alguna forma. Y cegados por este tipo de prejuicios, lo señalamos, y hacemos de su vivencia algo más incómodo de sobrellevar. No nos percatamos que quién sufre y lucha, crece y se convierte en pilar y lumbrera a nuestro alrededor; y en la medida que está persona crece, nosotros también lo hacemos, porque si quien está a nuestro lado puede ver mejor el camino, nosotros no nos perderemos. Así que no nos quejemos si nos toca sostener por un tiempo los "anteojos" de la comprensión y la ayuda mutua, pues haciendo esto seremos todos bendecidos. ¡Que Dios te de un Feliz Día!    Any Aular

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