No Perdamos La Confianza

Cuatro días antes del inicio del semestre, mi hijo, Keith, decidió que iba a volver a la universidad. Mi esposo, John y yo estábamos encantados. Keith había tomado seis meses de descanso después determinar su segundo año de estudios, y nos preocupaba que nunca volviera. Su último año no había sido brillante, pero sabíamos que esta vez sería diferente.“Todo lo que necesita es un buen compañero de cuarto”,pensé.“Alguien que pueda ser una buena compañía, y acompañarlo cuando nuestra familia no pueda”. En tan poco tiempo, sin embargo, la universidad no podía garantizarle un dormitorio, y mucho menos un compañero de piso. De todas formas, y con nuestra fe puesta en Dios, preparamos el carro con sus maletas. John llevó a Keith en un viaje de dos horas al campus de la Universidad. Allí se reunieron con el Asesor Residente de los dormitorios, encargado de buscar una habitación. El tenía una lista, y guiándose por ella comenzaron a buscar. "Vamos a empezar en el primer piso." Tomaron el ascensor y llamaron a la puerta. "Ya tengo un compañero de piso", dijo el estudiante con brusquedad. El Agente los llevó a otro piso. "Lo siento, he pagado por toda la habitación", dijo el estudiante. Fueron recorriendo piso por piso, y no encontraban nada. Estaba oscuro cuando finalmente regresaron al vestíbulo exhaustos. "Por favor, Dios, que esto salga bien", pidió mi esposo John. El agente comprobó su lista, suspirando. "Está bien, hay uno más que podemos intentar." Tomaron el ascensor hasta el tercer piso, y caminaron por el estrecho pasillo hasta la última habitación de la izquierda. La puerta ya estaba abierta. Un joven estaba sentado en una de las camas."Ey, soy Keith", dijo mi hijo, “¿Te importaría si soy tu compañero de cuarto?"."Claro que no", dijo el chico, de nombre Jordan. Arregla tus cosas y  siéntete como en tu casa”. John llegó a casa esa noche y no podía dejar de hablar de Jordan. Él era amable, tolerante y acababa de regresar de un viaje de una misión para ayudar a gente necesitada." Mejor compañero de cuarto no podría ser", comentó. Unos días más tarde, Keith llamó. "Mamá, tengo que hablarte de Jordan", dijo.“¡Oh, no, ¿está todo bien? ¿Qué pasa?", Le pregunté. "Jordan reconoció nuestro apellido. ¡Su abuelo es Milton Wille! ". “¿El tío Milton?”, le dije. "Así es", dijo Keith.“Resulta que somos primos segundos”. Definitivamente Dios cuida de cada uno de nosotros.    Lois Wille 
Ésta historia nos dice que Dios cuida de cada detalle, aún cuando a nosotros nos parezca superfluo. Olvidemos eso que dicen: “Dios está muy ocupado para ocuparse de ésta tontería, ¿para qué lo voy a molestar? Llegó el momento de que cambiemos nuestra forma de pensar. Dios sabe que como seres humanos tenemos múltiples necesidades, y Él quiere ayudarnos a solventarlas, porque eso es lo que hace un Padre amoroso. Así que, de ahora en adelante, no te olvides de confiarle tanto las cosas grandes, como las más pequeñas, y tu vida se llenará de agradables sorpresas. ¡Que Dios te de un Feliz Día!    Any Aular

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