¿Entrenada o Advertida?
Aquella mañana desperté de repente, con mi corazón latiendo rápidamente. ¡Qué pesadilla! Me vi en un turno de enfermería, cuidado de mi hermano de seis años de edad, Bill. Vi que tenía una traqueotomía, que es un tubo que se inserta quirúrgicamente en la garganta para ayudar a respirar. Tosía demasiado duro y el tubo salió disparado. Entré en pánico, y traté innumerables veces de volver a introducirlo, pero fallaba. Si no solucionaba el problema a tiempo, corría el peligro de que pudiera asfixiarse. Volví a acostarme y me quedé dormida nuevamente, y cuando abrí los ojos, por la tarde, la escena aterradora de aquel sueño seguía en mi mente. En esa temporada dormía durante el día y trabajaba en las noches como enfermera privada en Manhattan. Rápidamente me di cuenta de que mi pesadilla no tenía ningún sentido pues mi hermano menor estaba en perfecto estado de salud. Y yo no estaba capacitada para corregir estos errores, pues eso lo hace el médico. Me calmé y volví a dormir con más t