El Que Da Recibe

“Un día, mientras me dirigía en coche con mis hijos hacia Dartmouth, Nueva Escocia, divisé a una mujer que estaba de pie a la orilla de la carretera junto a su vehículo. Me detuve detrás de ella y me di cuenta de que, además de tener un neumático desinflado, no sabía bien cómo cambiarlo. Me ofrecí a remediar el problema y al poco rato cada cual siguió su camino. Después de pasar varias horas recorriendo la ciudad, decidí volver a casa, pero entonces noté que del frente del auto salía vapor. Me detuve en el estacionamiento de un restaurante y descubrí que el radiador estaba perforado. El conductor de un camión que acababa de llegar me preguntó qué ocurría y yo se lo expliqué; añadí que le iba a telefonear a un hermano que es mecánico. Cuando le dije que éste vivía  a una hora de camino, llevó mis hijos a cenar al restaurante y se negó a que yo pagara la cuenta. Después nos llevó a casa de unos parientes suyos cerca de allí. El hombre no sólo esperó hasta que mi hermano llegó a auxiliarnos, sino que lo acompañó a revisar el coche. Una vez que el radiador quedó reparado, le di las gracias a aquel caballero por su infinita generosidad. – No es nada –contestó-. Resulta que hace unas horas venía conduciendo por la carretera y vi que usted le estaba ayudando a una señora a cambiar un neumático. Y, bueno... el que da recibe.”

A veces estamos tan ensimismados en nuestras propias ocupaciones, que pasamos por alto a todos los que nos rodean a diario. Centrar la atención en los demás,  puede servir para salir del común estado de bloqueo que se produce cuando nos concentramos en la familia, la profesión y las preocupaciones económicas. Se ha comprobado, que ayudar a los demás suele mejorar el ánimo, aumentar el optimismo, la fe y nutrirnos de auténtica gratitud y satisfacción. ¿No te has preguntado por qué, a veces, tu vecino no responde a tu saludo? o ¿Por qué, muy a menudo, el jefe está de mal humor? ¿Por qué la cajera de la panadería tenía, hoy, el semblante tan triste?... A veces, frases tan simples como: “Gracias”, ¿Cómo estás? ¿Te pasa algo? ¡Qué bien te ves! Pueden cambiarle el día completo a una persona. El acercarnos a los demás y olvidarnos un poquito de nosotros mismos, no sólo beneficia a las otras personas, sino que también nos beneficia a nosotros mismos.”De lo que siembres cosecharás”. Pon tu atención en esta anécdota; y es seguro de que no te quedarán dudas de todo esto. ¡Que Dios te de un feliz día!               Any Aular

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