Pase lo que pase

Nuestra hija Ariana pasó de ser un bebe a ser una niñita, y como todas, solía golpearse y rasparse las rodillas cuando jugaba. En estas ocasiones, extendía mis brazos y le decía “Ven acá”. Cuando trepaba en mi regazo, la mimaba y le preguntaba “¿Eres mi niñita?” En medio de sus lágrimas, asentía. “¿Mi linda niñita Ariana?” Asentía esta vez con una sonrisa. Por último, le decía: “¡Yo te quiero mucho, muuucho, pase lo que pase!”. Con una risita y un abrazo partía preparada para su próximo reto. Ariana ahora tiene cuatro años y medio. Hemos  continuado jugando a “Ven acá” cuando se raspa las rodillas o hieren sus sentimientos, para los “buenos días” y las “buenas noches”. Hace unas pocas semanas tuve “uno de aquellos días”. Estaba fatigada, de mal humor y agotada de cuidar una niña de cuatro años y dos muchachos adolescentes y un negocio en casa. Cada llamada telefónica o llamada a la puerta significaba trabajo para un día entero, que debía ser despachado ¡de inmediato! En la tarde ya no pude soportarlo y me marché a mi habitación para llorar a mis anchas. Solo que no me di cuenta que alguien muy observador andaba alrededor… Ariana… Ella no dudó y pronto se me acercó y me dijo: “Ven acá”. Se acostó a mi lado, coloco sus suaves manitas en mis mejillas húmedas y pregunto, “¿Eres mi mamita?” entre lágrimas, asentí. “¿Mi linda mamita?” Asentí, y sonreí. “¡Yo te quiero mucho, muuucho, pase lo que pase!”. Con una risita y un fuerte abrazo, partí preparada a afrontar mi próximo reto. Jeanette Lisefski.


Todos los principios que nos esforzamos en enseñar a los demás, en especial a nuestros hijos, permanecerán. Los sacrificios que hagamos para sembrar buenos hábitos nunca serán una pérdida de tiempo. Pero es importante considerar que nuestros hechos hablan más que nuestras palabras, es por eso que debemos tener cuidado de la forma en que reaccionamos ante cualquier problema, reto o circunstancia embarazosa. Es importante tomar conciencia de que estamos siendo observados continuamente, bien sea por nuestros hijos, nuestra pareja, nuestros amigos y nuestros vecinos… Tomemos cada adversidad que se nos presente como un reto para crecer y respondamos con amor… Seamos el ejemplo. ¡Que Dios te de un Feliz Día! Any Aular

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