Una Lección De Mi Padre
Nuestra familia
siempre ha estado dedicada a los negocios. Mis seis hermanos y yo trabajamos en
el negocio de mi padre, en un pequeño pueblo en medio de las praderas.
Comenzamos a trabajar haciendo diferentes oficios como limpiar el polvo,
arreglar las repisas y empacar, y luego progresamos hasta llegar a atender a
los clientes. Mientras trabajábamos y observábamos, aprendimos que el trabajo
era más que un asunto de hacer una venta. Recuerdo una lección de manera
especial. Era poco antes de Navidad. Yo estaba en octavo grado y trabajaba en
las tardes, organizando la sección de los juguetes. Un niño de cinco años entró
en la tienda. Llevaba un viejo abrigo marrón, de puños sucios y ajados. Sus
zapatos gastados, con un único cordón roto, me corroboraron que el niño era
pobre. Examinó con cuidado la sección de juguetes, tomaba uno y otro, y
cuidadosamente los colocaba de nuevo en su lugar. Papá entró y se dirigió
al niño, mientras preguntaba en qué le podía servir.
Éste respondió que buscaba un regalo de Navidad para su hermano. Me impresionó
que mi padre lo tratara con el mismo respeto que a un adulto. Le dijo que se
tomara su tiempo y mirara todo. Así lo hizo. Después de veinte minutos, el niño
tomó con cuidado el avión de juguete, se dirigió a mi padre, y
dijo:"¿Cuánto vale esto, señor?"."¿Cuánto tienes?",
preguntó mi padre. El niño estiró su mano y la abrió. Tenía veintisiete
centavos. El precio del avión elegido era de tres dólares con noventa y ocho
centavos."Es casi exacto", dijo mi padre, cerrando la venta. Su
respuesta aún resuena en mis oídos. Mientras empacaba el regalo pensé en lo que
había visto. Cuando el niño salió de la tienda, ya no advertí el abrigo sucio y
ajado. Lo que vi fue un niño radiante con su tesoro. LaVonn Steiner
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