PENSAMIENTOS

-La Vida no se enriquece con dinero, sino con buenas acciones y buenos principios y valores. Da y Recibirás...
-Estamos de viaje, la Vida... Viajemos en paz, con gozo y esperanza de alcanzar cada día lo mejor. No te detengas, isonríe!
-El que aprecia la Vida ama a sus semejantes, pues sabe que la Vida es como un espejo que nos devuelve todas nuestras acciones.
-Deberíamos pre-ocupar nuestra mente con buenas ideas y con el Amor de Dios que nos dice "nada te faltara, Yo te ayudo"
-Toda la alegría que podemos recibir esta en el Amor que estemos dispuestos a dar.
-La boca del Justo habla sabiduría y justicia y el Amor de Dios esta en su corazón, por tanto sus pies no resbalarán.
-Toda la alegría que podemos recibir esta en el Amor que estemos dispuestos a dar.
-Si estamos conscientes del valor de una buena palabra, entonces estaremos atentos para darla a quien mas la necesite.
-Cambiemos nuestra manera de mirar el mundo, seamos optimistas, agradecidos, amables, y nuestra salud mejorará.
-Los pensamientos con el consejo se ordenan y la victoria en la mano del que lo practica.
-Podemos predecir el futuro observando lo que estamos sembrando. Sembremos todo en Paz y Amor y con Humildad y nada nos faltará.
-Cada día, aunque bueno, es diferente y nada volverá a ser igual, pero podemos ser felices hoy con lo que Dios nos da.

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Pepito era un niño tan sensible que tenía cosquillas hasta en el pelo. Bastaba con tocarle un poco la cabeza, y reía a carcajadas. Y cuando le daba esa risa de cosquillas, no había quien le hiciera parar. Esto siguió sucediendo a medida que crecía, a tal punto que no lo dejaban entrar en muchos sitios. Pepito deseaba con todas sus fuerzas ser un chico normal, así que empezó a sentirse triste por ser diferente. Hasta que un día en la calle conoció un payaso especial. Era muy viejecito, y ya casi no podía ni andar, pero cuando le vio triste y llorando, se acercó a Pepito para hacerle reír. Pepito le contó su problema con las cosquillas, y le preguntó cómo era posible que un hombre tan anciano siguiera haciendo de payaso. -  No tengo quien me sustituya - dijo él, -  y tengo un trabajo muy serio que hacer . Pepito le miró extrañado; "¿serio?, ¿un payaso? ", pensaba tratando de entender. Y el payaso le dijo:  Ven, voy a enseñártelo.   Entonces el payaso le llevó a recorrer la
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