Un Sueño Roto


 El sueño de su vida era ser misionero, y parecía como si finalmente se fuera a hacer realidad. Sentado en la oficina de la agencia misionera, el nervioso joven le aseguró al entrevistador que él y su flamante esposa estaban decididos a trabajar duro, administrar sus recursos de manera responsable y procurar cumplir su trabajo. Confiaban en que todo su futuro estaba saliéndole a pedir de boca. Pero durante su preparación para vivir entre otras culturas él y su esposa se percataron de que ella nunca resistiría los rigores de vivir en el extranjero. Ella era demasiado frágil y débil. Si iban al África, como habían planeado, era seguro que ella moriría. Confuso y destrozado emocionalmente, el joven fue a trabajar para su padre, que era dentista y que tenía un pequeño negocio colateral que producía vino sin fermentar para las iglesias. Al envejecer su padre, el joven se hizo cargo de este negocio secundario. Un día se le ocurrió que tal vez todavía podría colaborar con la obra misionera; solo que lo haría de una manera un poco diferente. Mantendría su promesa sosteniendo financieramente a otros que podrían ir al extranjero como misioneros. Trabajó duro, y con el tiempo logró transformar la compañía en una empresa gigantesca. ¿Cómo se llamaba?: Welch. Hoy su jugo de uva se vende en todas partes. El Sr. Welch ha entregado gigantescas sumas de dinero a la causa de las misiones a nivel mundial. Irónicamente, ha hecho mucho más por la evangelización mundial que lo que podría haber hecho trabajando duro personalmente en el campo misionero.
Todos nosotros nos hemos trazado planes y tenemos proyectos y metas. Generalmente respondemos a nuestros intereses y actuamos de acuerdo a lo que nos motiva. Pero muchas veces nuestro camino se ve interrumpido por las circunstancias que vivimos y no encontramos la forma de recorrer el sendero que anhelamos. Cuando esto sucede nos desanimamos y creemos que todo lo que nos rodea conspira en contra nuestra. Pero si nos detenemos a pensar mejor y a considerar las opciones, descubriremos nuevos senderos y otras maneras de ser felices y de alcanzar la plenitud. No nos demos por vencidos, veamos en cada revés una oportunidad para cambiar el rumbo. ¡Que Dios te de un Feliz Día!          Any Aular 

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA NIÑA, LA PIEDRA Y EL CABALLO

La niña, la piedra y el caballo

EL NIÑO DE LAS MIL COSQUILLAS