LA SOLUCIÓN PARA UN DESESPERADO
La tragedia llamó dos veces seguidas a nuestro hogar. Primero murió nuestra hijita, la encontramos muerta en la mañana en su cama. Luego nuestro hijito menor se enfermó y murió. Esta doble desgracia me pareció imposible de soportar. Perdí por completo el apetito y pasaba las noches sin dormir. Pero Dios que es bueno respondió mis continuas oraciones pidiendo consuelo, y me envió la solución por medio de mi niño más pequeño. Un día me dijo: "Papá ¿quieres ayudarme a fabricar una barca para remar por el lago?" Yo no tenía ganas de nada, pero su insistencia terminó por convencerme. Por horas y horas trabajamos en aquella construcción. Así fue que cortamos tablas, clavamos, fijamos, pintamos, y durante todas aquellas horas que estuve trabajando, no me acordé de mi aflicción. Por primera vez en varias semanas sentí paz y tranquilidad, y rendido de cansancio dormí toda la noche. Esta actividad me ayudó a comprender, que es difícil vivir pensando en tristezas y preocupaciones cua