VAMOS AL CIRCO
De niño vivíamos en un pequeño
pueblo, y todos allí nos conocíamos. Mi padre era el pastor de la única iglesia y el director de la
escuela. Así que tenía sobre mis hombros
la enorme responsabilidad de ser
un ejemplo para los demás. Pero como todo niño de 11 años, siempre hacía
travesuras. Recuerdo claramente el día
que fumé un cigarro por primera vez. Lo
tenía muy escondido en mi casillero, así que un día lo tomé y me fui a un área
de la escuela que casi siempre estaba sola. Me aseguré que nadie estuviera
cerca, me senté en el pasillo y
comencé a fumar. La sensación no era
para nada agradable. Entre una y otra bocanada de humo, escuché pasos y vi a lo lejos que alguien se acercaba.
A medida que se acercaba trataba de adivinar quién podría ser, pero cuando la
persona se acercó lo suficiente pude darme cuenta, aterrorizado, de que era mi
padre, y lo único que se me ocurrió fue esconder el cigarro detrás de mí, sin
percatarme de que no lo había apagado, así que una columna de humo me delataba.
Cuando mi padre se acercó lo primero que hizo fue preguntarme que hacía yo allí
tan solo. No hallaba que contestar, así que lo primero que se me ocurrió fue
señalar un anuncio que hablaba de un circo que se iba a presentar en la tarde y
le pedí a papá que por favor me llevara. Él me miró
por un momento y luego sonrió y dijo: Hijo, ¿tú crees que yo no estoy viendo el
humo que sale por detrás de ti?". Yo quería morir, desaparecer y comencé a
pedirle disculpas y a rogarle que me perdonara. Cuando terminé de hablar papá
me miró fijamente a los ojos y sonrió.
Se acercó a mí, me ayudó a levantarme, me ayudó a apagar el cigarrillo y me
dijo con un amor que jamás olvidare: "Vamos hijo, a disfrutar el circo,
porque así es Dios".
El perdón es uno de los más grandes
regalos que existen, pero se ha vuelto muy difícil de dar y de recibir.
Tratemos de ser comprensivos unos con otros, de ser considerados. Nadie es perfecto. Intentemos entender que todos
tenemos debilidades y aspectos que cambiar, así que tengamos paciencia los unos
con los otros y esto mejorará nuestras relaciones de pareja, en el trabajo, con
nuestros amigos y vecinos. Porque todos nos necesitamos para alcanzar el bien
común. Busquemos siempre la unidad y
procuremos tratar con amor a quienes nos rodean. Tratemos de ver a los demás
como lo hace Dios y guardemos siempre en el corazón entradas para el circo.
¡Que Dios te de un Feliz Día! Any
Aular
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