EL LEÓN MATA CON LA MIRADA
Cuenta una historia que un joven iba caminando por uno de los senderos vírgenes de México, cuando, de pronto, se encontró un anciano que estaba terminando de limpiar la piel de un león, que acababa de matar. El joven se sentó un rato al lado del cazador, y este sin más empezó a hablar diciendo:"El león mata a sus presas, no porque sea más grande o fuerte, el león mata con la mirada. El joven no entendió así que el hombre le explicó: "Cuando el león ve una presa, primero la sorprende, pero luego la mira fijamente. Al hacerlo, el animal, lo mira igualmente, pero pierde por completo el sentido de quién es y se mira a sí mismo como el león lo mira. El miedo ciega al pobre animalito, y empieza a creerse pequeño y débil, o sea que empieza a verse como lo mira el león. El temor lo entumece y se rinde, se abandona, y el león lo caza. Así mata el león, mata mirando. Pero hay un animalito que no cae en esa trampa, que no le hace caso al león cuando lo encuentra, y si el león lo manotea, él contesta con un zarpazo de sus paticas, que son chiquitas, pero que hieren al león cuando lo toca. Este animalito no se deja asustar por el león, porque en ningún momento ve cómo lo mira porque… es casi ciego. Topos se llaman. Por eso el se mira el corazón, y no hace como los demás animales. Y a su modo de verse no se considera pequeño ni débil, y por eso el topo no le tiene miedo al león. Dios le dio este regalo al topo y también al hombre. Porque el hombre que sabe mirarse el corazón, no ve la fuerza del león, ve la fuerza con que Dios lo dotó dentro de su corazón, y al mirar al león lo ve pequeño y débil, el león se mira como lo mira el hombre, y entonces se ve a sí mismo pequeño y sin fuerza, y siente miedo, y ese miedo lo debilita". El viejecito se incorpora, toma la piel, la enrolla y me la da diciendo:"Toma, te la regalo, para que nunca olvides que al león y al miedo se les mata sabiendo donde y como mirar".
Todos nosotros sufrimos de un constante temor al fracaso cada vez que emprendemos algo, y si cedemos ante este miedo, nos perderemos de vivencias y una multitud de experiencias, que no tendríamos si no lo intentamos. Debemos tener en claro, que sea positivo o negativo el resultado, todo obra para bien, porque nos ayuda a crecer, a ser más fuertes, y por ende ayudará a todo el que nos rodea, porque seremos entonces mejores personas. A veces nos pasa como con el león. El temor nos hace vernos minúsculos, pequeños, sin valor e incapaces de cualquier cosa, y la verdad es que Dios nos ha dotado, junto con la vida, de dones y talentos para triunfar y salir adelante, cualquiera sea el desafío. Así que al enfrentar cualquier situación recuerda verte como te mira Dios, como una persona creadora y capaz de traspasar cualquier muralla. ¡Que Dios te de un Feliz Día! Any Aular
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