UN MILAGRO EN NAVIDAD
Era el primer domingo de Diciembre, y en la parada del semáforo, vi que de un automóvil sacaron a un perrito pequeñito, color miel, con una orejita completamente negra y lo abandonaron. "Pulquete", lo llamaron. El pobre animalito corrió desesperado detrás del vehículo. Diez días después de presenciar aquello, nuestro perro Lanudo se nos escapó, asustado por los cohetes, y se perdió. Lo buscamos días enteros, pero no apareció. Tomás, nuestro hijo de ocho años, estaba desconsolado. Se acercaba la Navidad y estábamos muy tristes. Llegó el 24 de diciembre. Hacía ya catorce días que se había perdido nuestro perro, y mi esposa y yo decidimos ir a un concierto de Navidad. Esa misma noche, al salir de la iglesia fuimos rápidamente hasta nuestro auto para llegar cuanto antes a casa, para la cena de Nochebuena. Iba a poner el motor en marcha cuando Tomás gritó: -Mira, papá, ese pobre perrito, ¡qué flaco está! Me fijé bien y reconocí al cachorro por su inconfundible mancha negra. -Pero si es Pulquete, el cachorro que abandonaron- les dije-. Yo sabía que si Tomás acariciaba a ese cachorro tendríamos que llevarlo a nuestra casa. Mi esposa y yo se lo permitimos. Tomás, entusiasmado trató de inducir al perrito a que subiera. Pero para nuestra sorpresa, Pulquete no avanzó. Se puso a ladrarnos como si quisiera decirnos algo. Tomás quería ir tras él, pero se nos hacía tarde. -Déjalo, Tomás – dije -. Puse el motor en marcha y Tomás se largó a llorar. Pulquete había vuelto a correr y ya había doblado la esquina. Pero el motor del auto se detuvo inexplicablemente y no hubo forma de hacerlo arrancar. En eso oímos unos ladridos familiares. ¡Era Lanudo! Había reconocido el automóvil y venía corriendo desde la esquina a toda velocidad. Y detrás de él, venía Pulquete. Y adivinen qué pasó cuando los dos perros estaban ya dentro de nuestro automóvil y todos llorábamos y reíamos de alegría: el motor arrancó apenas giré la llave. Fue como si un ángel de Dios hubiera dicho con una dulce sonrisa: "Bueno, ahora sí se pueden ir todos a casa a celebrar la Nochebuena". Dios nos había guiado a ese lugar para darnos el mejor de los regalos de Navidad: una familia reunida.
Si estas rodeado de tu familia, o de personas que te aman, entonces eres afortunado, porque eso es Navidad. Navidad es más que una fecha, o un mes del año. Navidad es más que regalos, una abundante comida o cantar canciones. La Navidad está en todo aquel, y todo aquello que nos recuerde que Dios existe, que Dios nos ama, y que nos tiene bajo su cuidado. Compartir la alegría de los logros conseguidos con alguien más, es celebrar la Navidad. Tener incluso con quien compartir una lágrima por una aflicción, es sentir la Navidad. Si has sufrido algún tipo de pérdida este año, no te quedes estancado en la autocompasión. Recuerda que por muy poco que tengas, siempre habrá algo que puedas dar. Dedícate a brindar amor a quien lo necesite, y supliendo la carencia de otro, es muy posible que encuentres tu bendición, tu verdadera Navidad. Así que anímate y alégrate. Es tiempo de Alegría y Paz. ¡Que Dios nos dé a todos un Feliz Día y una Feliz Navidad! Any Aular
Comentarios
Publicar un comentario