ANDANDO A PESAR DE...

Mi corazón estaba más cargado de lo que jamás pensé podría estarlo. Ahora estaba sentado en la sala de espera de la Unidad de Cuidados Intensivos y eran las 3 de la madrugada. Mi hijo se había visto involucrado en un accidente automovilístico y luchaba por su vida. Su hija, mi única nieta, trágicamente había perecido en el accidente. Mis pensamientos, temores y dolor no me dejaban conciliar el sueño. Mientras estaba sentado allí, preguntándole a Dios por qué, Él vino en mi auxilio a través de la persona que, después de lo que me contó,  parecía estar en mayores dificultades que nosotros. Era un hombre que más tarde descubrí que había luchado contra un cáncer por 7 años, perdido a su esposa por esa misma enfermedad, y que tenía a su propio hijo en coma en la Unidad de Cuidados Intensivos. Sin embargo, este hombre se acercó a mi esposa y a mí, y nos preguntó si necesitábamos una sábana o almohada. El hospital en Fort Worth, Texas, le permitía a la gente literalmente “acampar” en la sala de espera de la Unidad de Cuidados Intensivos, y ya que éramos los nuevos en la manzana, no estábamos al tanto de esos detalles. Este hombre, quien a pesar de llevar una enorme carga, se volcó hacia nosotros con palabras de ánimo y aliento, aún en medio de su propia desesperación. Dios me mostró, a través del simple acto de bondad de este hombre, que Él se basta para sacarnos adelante de cualquier situación. Mi hijo sobrevivió y enterramos a nuestra nietecita de un año. Pero este simple acto de bondad y amor, por parte de este hombre, me demostró que Dios puede obrar a través nuestro, aún cuando nuestras cargas nos tengan contra el piso.           Eddie Gallagher
No importa la gravedad de la situación que estemos viviendo, aún en el más oscuro rincón llegará la luz, y encontraremos la salida. No estamos solos, tal vez llenos de problemas, pero nunca abandonados. Dios existe en todo y en todos los que nos rodean, y siempre nos dará una mano, nos alcanzará con su misericordia y nos restaurará. Esta historia nos dice que no nos compadezcamos de nosotros mismos,  creyendo que lo peor nos está pasando, pues siempre habrá alguien sufriendo más que tú y yo. Así que agradezcamos por la vida, pues es la garantía que nos da Dios, y su forma de decirnos que todavía hay una salida. Y aún experimentando la más terrible tempestad, podemos hacer la diferencia en la vida de alguien más, como sucedió en la historia. Así que no pierdas el ánimo, no dejes de luchar. No te des por vencido, persevera un poco más, y verás brillar la luz del sol otra vez. El sol siempre vuelve a salir. ¡Que Dios te de un Feliz Día!       Any Aular

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA NIÑA, LA PIEDRA Y EL CABALLO

La niña, la piedra y el caballo

EL NIÑO DE LAS MIL COSQUILLAS