La Verdadera Riqueza

Había una mujer de buena posición económica y muy rica, que había crecido en medio de la opulencia y la buena vida y aún así, se sentía triste todo el tiempo. Tenía todo lo que una persona pueda desear, excepto felicidad y alegría. Un día se dijo a si misma: "Estoy cansada de la vida, ya no aguanto este vacío. Me voy a ir al río y voy a acabar con esto". Mientras caminaba sola, sintió una pequeña mano tirando de su falda. Miró hacia abajo y vio a un niño pequeño, frágil y muy hambriento que le imploraba: Nosotros somos seis. ¡Nos estamos muriendo de hambre! La mujer pensó: "¿Por qué no ayudar a esta familia? Tengo la manera, y mis riquezas ya no van a tener más uso cuando yo muera. Siguió al pequeño y llegó al hogar de estas personas. Impactada por la miseria en que vivía esta familia, fue y les  compró alimentos, además de medicinas y otras cosas necesarias. La familia se llenó de alegría y gratitud. Identificándose aun más con sus necesidades, la  mujer dijo: ¡Yo vuelvo mañana, y voy a compartir con ustedes más de lo que Dios me ha dado abundantemente! Su acción cambió aquel cuadro que fue de necesidad y desdicha, en uno lleno de un júbilo que nunca habían experimentado. Estaba contenta de que el niño la hubiera encontrado, pues por primera vez comprendió que su vida tenía sentido. El dar le había dado una razón de ser, de seguir y jamás volvió a pensar en acabar con su vida. Ayudar a otros le había dado una razón para vivir. Desde aquel momento se dedicó a compartir lo que tenía con los más desdichados.
Mayor dicha se siente al dar que al recibir. Dar es entregarnos, es servir, es brindarnos a quienes nos necesitan.  La mujer de esta historia encontró una razón para vivir cuando se percató de que podía hacer la diferencia en la vida de alguien más. Alguien dijo: “Nadie es tan rico que no necesite, y nadie es tan pobre que no pueda ayudar”. Esta mujer era increíblemente rica en bienes materiales, pero carecía de lo más importante: una razón para vivir; y esta  familia, con su inmensa necesidad se la brindó, dándole la oportunidad de encontrarle sentido a su vida, que es lo más grande que un ser humano pueda poseer. Así que si te encuentras pasando por la oscuridad de la desesperanza y la desmotivación de seguir adelante, busca a quien ayudar hoy, pues sólo así fluirá la vida dentro ti, y cuando esto pase, todo cambiará por completo, y todo tendrá sentido entonces. Si encontramos este tipo de certeza, nada nos podrá vencer, pues esta convicción es la que nos lleva a no desmayar a pesar de todo. ¡Que Dios te de un Feliz Día!    Any Aular

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