El Hacha

Un anciano subió al monte con su nieto a buscar madera para hacer el asta de un hacha. El nieto subió el monte saltando y muy animado, a medio camino halló un árbol y señalándolo dijo al abuelo: “Abuelo, mira lo que hallé. Podemos cortar este árbol para hacer el asta del hacha”; y el abuelo meneando la cabeza le contestó: “No, debemos subir un poco más”, pero el nieto muy enojado le dijo: “Abuelo, estoy cansado, me duelen las piernas, usemos este árbol para el asta del hacha, mire el árbol como se ve de fuerte. Más el abuelo contestó nuevamente: “Este árbol se ve fuerte por fuera, pero por dentro está blando, porque los árboles que crecen en lugares bajos de la montaña no han sufrido mucho el azote del viento huracanado, de modo que por dentro están blandos. Si yo uso este árbol para el asta del hacha, no pasará mucho tiempo para que se rompa y tendré que regresar nuevamente a buscar madera para hacer otra asta. Los árboles que crecen bajo lluvias torrenciales y vientos fuertes son resistentes por fuera y por dentro, pero los que crecen en la ladera son débiles; mas los árboles que crecen en la cima de la montaña sufren todo el azote del viento y la lluvia y se fortalecen aún más para sobrevivir; de manera que usamos solamente los árboles que crecen en la cima”. Así enseñó al nieto el abuelo.
Los obstáculos nos ayudan a superarnos. Las adversidades nos ayudan a elevarnos. Casi siempre nos quejamos cuando un revés toca a nuestra puerta, cuando las circunstancias se tornan en contra nuestra. Nos sentimos mal cuando el viento huracanado de los problemas llega hasta nosotros, pero no nos damos cuenta que todo esto sucede para un bien, de que todo ha sido preparado por el Buen Dios para hacernos crecer. Aprendamos a elevarnos en medio de la tormenta. Aprendamos a cobrar vuelo en medio de la turbulencia que vivamos. Usemos el viento que está en contra nuestra y extendamos nuestras alas. No nos dejemos intimidar. No nos quedemos en el pozo de la queja y del pesimismo. No nos estanquemos. En este nuevo día que se extiende delante de nosotros, abramos nuestros ojos al mar de posibilidades que Dios nos está regalando a través de las adversidades que vivimos y no temamos. Continuemos la batalla sin desmayar, porque la victoria pertenece a aquellos que no se rinden. ¡Que Dios te de un Feliz Día!        Any Aular

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