UN HÉROE DE NUEVE AÑOS
Cuando mi hijo estaba en segundo grado yo era el líder de su Compañía de Boy Scouts. Antes de que iniciase su tercer grado, me preguntaron si podía tomar otro niño. El asunto era que Tray era un paciente de cáncer y le habían amputado una pierna a nivel de la rodilla. Lo pensé por un tiempo y finalmente decidí aceptarlo. Sentí que nos ayudaría a enseñarles al resto de los niños compasión y generosidad. Tray fue sin duda el miembro más entusiasta de nuestra compañía. No hubo nada que no intentase hacer. El estuvo en todo, y a menudo se destacaba. Todos mis muchachos le animaban y le ayudaban cuando podían, lo que también se extendió a la vida escolar. Aún en el segmento de condiciones físicas de nuestro programa le fue mejor que a la mayoría. Todos avanzamos a través de todos los rangos. Todos sufríamos con Tray los días en que acababa de salir de la quimioterapia y estaba tan enfermo que no podía caminar diez minutos sin ir al baño. Pero él estaba allí con todos nosotros, e insistía en venir a las reuniones cuando cualquiera de nosotros hubiese desistido. Mi momento de mayor orgullo fue observar a todos mis muchachos, incluyendo a Tray, pasar por la ceremonia que marca la transición de Lobatos a Exploradores. Lamentablemente, justo antes de que comenzara el siguiente año escolar, Tray se nos fue. Me gusta pensar que simplemente se fue para ingresar en otra Tropa, cuyo líder es mucho mejor que lo que yo jamás podré ser. Todos aprendimos mucho de Tray; “mis” muchachos, sus padres y yo. Ahora, cuando estoy en situaciones difíciles, pienso a menudo cómo las hubiese manejado Tray. Esto hace el camino mucho más fácil, ya que sé que él hubiese enfrentado el desafío con más gusto y celo que ningún otro, y finalmente hubiera triunfado al final. James Garner
Triunfar es nunca darnos por vencidos. No nos dejemos definir por el dolor, la enfermedad, los problemas o el sufrimiento. Nosotros tenemos la última palabra en todo lo que nos sucede. Así que si las cosas no cambian, el reto está en nosotros. Cambiemos nuestra actitud, nuestro enfoque y luchemos por escribir una bella historia. Tu vida no se ha acabado sólo porque estés atravesando un valle de lágrimas, todavía queda mucho que transitar. Así que limpia tus lágrimas, levántate y empieza otra vez. ¡Que Dios te de un Feliz Día! Any Aular
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