Un Ángel en la Autopista

Generalmente, para ir a mi trabajo o trasladarme a cualquier otro sitio,  utilizo la autopista 277, porque siempre es más rápido transitar por allí, ya que casi siempre está despejado. Y cada vez que manejo por esa vía, pido a Dios que nos proteja a todos los que estamos allí, en especial en las subidas,  puesto que son las más peligrosas. Aquel día tenía que llevar a mi hijito Gregory con el pediatra, y ya estábamos casi sobre la hora de la consulta. Así que rápidamente aseguré a mi pequeño a su asiento en los puestos de atrás de la camioneta, y me posicioné frente al volante.  Así que arranqué y me dirigí hacia allá. Desafortunadamente, aquel día el tráfico estaba muy pesado, por lo que tenía que andar mucho más lento. Con frecuencia miraba mi reloj,  preocupada por la hora.  Cuando iba subiendo la rampa principal, recuerdo que pedí a Dios nuevamente su protección. De pronto el tráfico se estancó en mi carril,  y en ese mismo instante,  del otro lado de la autopista,  por el carril contrario,  un carro se detuvo en plena vía,  y luego detrás de él se estacionó otro. Supuse que el primer auto se había accidentado y el otro conductor se había detenido a ayudarlo. Ambos estaban en plena vía, y corrían peligro, por lo que de inmediato comencé a pedir a Dios por su protección para ellos, y en aquel instante, un punto de luz,  tan brillante como la luz del sol, se posó sobre ambos carros. Yo no lo podía creer,  aquella luz creció y se transformó en un enorme hombre con los brazos extendidos y dos enormes alas que abrazaban los carros. Para ese momento yo estaba abismada,  y estaba segura de que nadie más podía ver lo que yo estaba viendo. Mi corazón latía muy fuerte, y yo seguí pidiendo a Dios su ayuda. De pronto apareció un enorme camión dirigiéndose directamente hacia los dos autos a toda velocidad. Todos los que estábamos en la cola en el carril contrario, sabíamos que no tendría tiempo de frenar, el choque era inminente. Mis oraciones continuaban sin parar,  pidiendo un milagro, y entonces aquel enorme ángel de luz se dirigió al camión y lo abrazó, y en ese instante, de manera inexplicable,  pudo esquivar a los dos autos,  saliéndose de la vía, a pesar de la enorme velocidad que llevaba. Todos suspiramos de alivio y admiración,  y entonces aquel hombre de luz desapareció. La cola en mi carril se despejó y pudimos llegar al consultorio,  aunque un poco tarde. Pero eso ya no me preocupaba,  pues ahora sabía que Dios si responde a nuestras oraciones,  y que donde quiera que vayamos estaremos protegidos.  Cynthia Bilyk
Esta hermosa historia nos habla de que nuestras oraciones si son escuchadas.  No importa cuán grave sea la situación que enfrentemos, no debemos perder la esperanza, pues si hay un Dios que nos escucha, y si acudimos a Él, entonces se abrirán las puertas que han estado cerradas para ti. Tratemos de eliminar el pesimismo de nuestra mente y nuestro corazón.  Recuerda que las posibilidades son ilimitadas si nos atrevemos a confiar. No te desanimes y sigue adelante. ¡Que Dios te dé un Feliz Día!       Any Aular

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