Amor Incondicional
Somos Chloe y Annie y queremos contarles la historia de nuestra familia, que literalmente cambió nuestras vidas. Nuestros padres se casaron en 1991. En 1992 nací yo, Chloe. Unos pocos años después, en 1994, nació Annie. Finalmente, en 1996, nuestro pequeño hermano vino al mundo. Vivíamos en un hogar feliz, lleno de mucho amor y risas. Y una madre y un padre que nos amaban más que cualquier cosa en el mundo. Pero en 1999 ocurrió un accidente que lo cambió todo. Estábamos de vacaciones con nuestros abuelos. Íbamos a alquilar una cabaña de madera. Era preciosa y tenía una vista impactante hacia un enorme acantilado. ¡Estábamos muy emocionados! En ese momento yo, Chloe, tenía 7 años, Annie tenía 5, y nuestro hermano tenía 3. Cuando llegamos al estacionamiento de la cabaña, mis padres y abuelos se bajaron del coche para firmar los documentos de alquiler. Mi hermana, mi hermano y yo, nos quedamos dentro del carro, y mirábamos desde las ventanillas. Mi madre tenía las llaves del auto, y a pesar de haberlo asegurado, el freno de mano se soltó, y empezó a moverse hacia el acantilado. Apenas mi madre vio lo que estaba pasando, hizo algo que nadie esperaba. Corrió en frente del coche, determinada a detenerlo. Nunca olvidaremos la expresión de su cara justo antes de que quedara abajo. Y todavía sentimos la sensación del impacto cuando pasamos por encima de su cuerpo. Ese impacto salvó nuestras vidas, ya que todo eso bajó la velocidad, justamente lo suficiente, para que mi abuelo corriera por el lado del conductor, y activara el freno de emergencia, justo antes de que voláramos por el acantilado. El peso del coche sobre mi madre debería haberla matado. Pero por algún enorme milagro, no lo hizo. Pero su espalda se quebró y quedo paralizada desde la cintura hacia abajo. Y jamás caminaría de nuevo. Pero ella dice que no lo cambiaría por nada en el mundo, porque sus tres hijos están vivos y con ella. Ella no ha dejado que su silla de ruedas la limite en nada. Ella ha estado en cada recital de piano, en cada torneo de tenis y en cada evento familiar. Ella es la voz al otro lado del teléfono, que me anima cuando estoy lejos en la Universidad. Ella es nuestra roca y nuestra mejor amiga. Ella no deja que su limitación la haga mirar atrás, sino que la ayuda a mantener la cabeza en alto. Su actitud es admirable, y mi padre es su más grande apoyo, y junto a ella nos llena de ánimo para el futuro. A ella la vida le propuso un camino muy difícil, pero Dios la ayudó a convertirlo en algo perfecto. Ella nos salvó de morir en 1999, hoy día su consejo nos hace vivir seguros.
A esta historia no hace falta agregarle más palabras, pues los hechos lo dicen todo de nuestros padres, y de todo lo inmensamente increíble que serían capaces de hacer, únicamente para hacernos felices. Agradece cada día por tus padres, porque si bien no son perfectos, son capaces de entregar su propia vida para brindarte la tuya. Ya no nos quejemos mas. ¡Que Dios te de un Feliz Día! Any Aular
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