Su Bebé la Salvó
Shelly
Cawley siempre creyó en los milagros, aunque nunca había vivido uno, pero en
septiembre de 2014, cuando se le practicó una cesárea de emergencia, algo
ocurrió. Ella de 23 años comenzó a sentir las contracciones del embarazo y
pensó que su momento de dar a luz había llegado. Se dirigió con su esposo al
Hospital, listos para recibir a su bebé, Rylan. Inesperadamente, un coágulo de
sangre complicó la intervención y los médicos decidieron realizar una cesárea
de emergencia. El coágulo bloqueó los pulmones de la mujer, lo cual le impidió
la oxigenación hacia el cerebro y afectó su presión sanguínea. “Me acuerdo
claramente de estar acostada en la camilla camino a la sala de operaciones. Estaba llorando por miedo a no
despertar. Los doctores trataban de calmarme, pero estaba aterrada”, comentó
Shelly. Tras varias horas en el quirófano, y con algunas complicaciones, la bebé
pudo nacer y abrir los ojos, pero su madre ya no. Shelly entró en coma. De
hecho, su cuerpo estaba tan débil que corría el riesgo de morir. Así
transcurrieron siete días, tiempo durante el cual la bebé se recuperaba cada
vez más. Ashley Manus, una de las enfermeras del lugar, consideró que juntarlas
podía ayudar en algo a la recuperación de la mujer. “Sabíamos que el contacto
piel a piel es muy beneficioso para un bebé, así que pensamos: ¿Por qué no
probarlo con la mamá?”. Así que Jeremy, padre de la bebé, colocó a la niña en
los brazos de su madre. La pequeña comenzó a llorar, y en ese momento ocurrió
el milagro. Shelly despertó y pudo escuchar el llanto de su bebé. “Todo es tan sorprendente,
simplemente me asombra que una bebé tan pequeña tuviera un impacto tan grande
en mí”, dice la madre. Poco a poco, y con ayuda de las respectivas terapias,
Shelly fue recobrando el movimiento de sus miembros. A un año del incidente, su
historia se ha hecho famosa, y ahora la pareja piensa publicar un libro, con el
fin de inspirar a otras personas a mantener su fe. Y aunque Shelly siempre
supo que estos fenómenos asombrosos existían, ahora es una testigo viva de
ello. “Soy 100% creyente en los milagros, y a todos les digo nunca pierdan la
esperanza”.
Esta historia nos recuerda, a todos a cada uno
de nosotros, que todo es posible si no pierdes la esperanza, como la mujer de
nuestra historia nos dice. Muchos de nosotros hemos vivido momentos tan
difíciles, durante los cuales hemos llegado a pensar que todo se acabó, que
llegó el final de nuestra historia, bien sea que se trate de una condición difícil
de salud, de una situación económica que nos está llevando al caos, o de un
rompimiento amoroso que nos hace sentir perdidos. No importa cuál sea el caso,
todos hemos experimentado la desesperanza y la desolación. Pero ha llegado el
momento de que te levantes y des la batalla. No te quedes allí esperando el
fracaso, haz algo para cambiar las cosas, o cambia tu enfoque, y sigue
adelante. No te des por vencido, porque los milagros sí ocurren. ¡Que Dios te
de un Feliz Día! Any Aular
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