Su Destino Era Vivir


Lo más probable es que, si debemos saltar de un avión sin paracaídas, nos queden sólo unos segundos de vida. Sin embargo, existen individuos que han sobrevivido a caídas monumentales sin ser superhéroes o dibujos animados. El caso más extremo, que incluso fue registrado por el Libro Guinness de los récords, fue el de Vesna Vulovic, que sobrevivió a una caída de más de 10 km de altura, 10.160 metros. Aproximadamente a las 3 de la tarde del 26 de enero de 1972, un avión DC-9 de las Aerolíneas yugoslavas despegó de Copenhague con destino a Belgrado (a través de Zagreb) con 28 pasajeros y la tripulación. A una altura de unos 10 km, explotó una bomba en la sección de carga. Como consecuencia de la bomba el avión se desintegró y cayó en las montañas. En lo que debe ser una de las mayores historias de supervivencia de todos los tiempos, la azafata Vesna Vulovic sobrevivió a la caída sentada en la cola del avión. Con 22 años de edad Vulovic no debía ser, ni siquiera, quién debía volar en ese avión. Como más tarde declaró en una entrevista, era otra Vesna quien debía trabajar en ese vuelo, pero ella no dijo nada sobre el error de la compañía porque ese fallo le permitiría hacer su primer viaje a Dinamarca. Afortunadamente, la pequeña ciudad de Srbská Kamenice fue testigo de la explosión en las alturas, y de cómo los restos se precipitaban contra el suelo. Uno de los vecinos distinguió las piernas de Vesna entre el fuselaje. Era un hombre que había estudiado enfermería, así que tuvo la precaución de no mover el cuerpo de Vesna. También la cubrió con un abrigo y le abrió las vías respiratorias hasta que llegaron los médicos. Vesna permaneció en coma durante tres días. Las consecuencias del accidente fueron una fractura de cráneo, las dos piernas y tres vértebras rotas, una de las cuales -aplastada - la dejó paralizada de la cintura hacia abajo. Vulovic, después de varios meses en distintos hospitales, y tras varias operaciones, volvió a caminar. En un año consiguió caminar y se incorporó a un trabajo de oficina, e incluso, debido a que había perdido la memoria de lo ocurrido, no temía volar, por lo que volvió a trabajar como azafata nuevamente. Su secreto era su insistencia por vivir y recuperarse más y más. Se convirtió en una celebridad cuando el Libro Guinness de los Récords, la invitó a una ceremonia en Londres junto a Paul McCartney. Es considerada, aunque resulte gracioso, como la primera en la lista de supervivientes de la caída más larga sin paracaídas.
Nunca nos demos por vencidos, aunque “todo esté a punto de explotar”. Si Dios nos pone a prueba  en esta vida, al punto de creer no tener la salida, acudamos a ese mismo Dios, hablemos con Él y luchemos por recuperar lo que perdimos en medio de “la batalla”. Si tienes miedo, lucha, si sientes temor, lucha, si sientes tristeza, lucha, si no ves la salida, lucha. No importa lo que vivas, o lo que sientas, jamás dejes de luchar, pues el que lucha es ya un vencedor. ¡Que Dios te de Feliz Día!                   Any Aular

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