La Cabra Perdida

Todo empezó una tarde de domingo en una pequeña ciudad, cerca de Toronto, en Canadá. Aquella ciudad era tan pequeña que contaba solamente con cuatro calles una iglesia, una escuela, un parque, y estaba situada en el centro de un inmenso y maravilloso bosque de pinos de diferentes tipos. Todos allí se conocían por sus nombres, y prácticamente eran familias unos de otros. A dos niños muy amigos, se les ocurrió una idea, con el único fin de divertirse. Se dirigieron hacia el inmenso bosque por una ruta que conocían desde siempre, y que usaban para ir a jugar, y  comenzaron a buscar cabras, que abundaban por allí, pertenecientes a algunos de los granjeros de la zona. Al fin atraparon a tres cabras y pintaron los números 1, 2 y 4 a sus lados. Cada una con un número por ambos lados. Esa noche entraron en la escuela y dejaron a las cabras sueltas en el interior de su edificio escolar. A la mañana siguiente, cuando las autoridades entraron en la escuela, podían oler que algo estaba mal. Pronto se vieron los excrementos de cabra en las escaleras y cerca de la entrada y se dieron cuenta de que algunas cabras habían entrado en el edificio. Se comenzó una búsqueda de inmediato y muy pronto, se encontraron las tres cabras. Sin embargo, las autoridades estaban preocupadas, ¿Dónde estaba la cabra Nº 3? Pasaron el resto del día en busca de la cabra No.3. Poco a poco comenzaron a crecer la incomodidad y la frustración. Pensaban que algo terrible había pasado con aquel pobre animal. La escuela declaró  el día libre, de manera que pudieran estar los estudiantes fuera del recinto el resto del día, y los investigadores pudieran hacer mejor su trabajo. Los maestros, directores, padres de familia, obreros, ayudantes, guardias, el personal de la cantina, e incluso los niños en las afueras,  estaban ocupados buscando la cabra Nº 3, que, por supuesto, nunca se encontró. Simplemente porque no existía. Y aquel hecho quedó como uno de los grandes misterios de aquella pequeña ciudad cerca de Toronto, en Canadá. Sólo había dos personas, dos niños muy traviesos, que sabían la verdad, pero que nunca la dijeron a las autoridades.    
Esta historia nos refleja a cada uno de nosotros, que a pesar de tener una buena vida, o por lo menos comida en nuestra mesa cada día y una cama donde dormir, siempre estamos sintiendo que "algo nos falta para completar nuestra felicidad", y lo que  en realidad estamos buscando no existe, estamos buscando la cabra Nº 3. Algunos nos quejamos de nuestras relaciones en el trabajo, con nuestra pareja o con nuestros vecinos. Y muchos sentimos que trabajamos y nos esforzamos, sin haber conseguido aún la satisfacción profesional que buscamos. Hemos dejado que  la ausencia de algo sea siempre mayor que la presencia de muchas otras cosas, y esto es lo que nos hace infelices como seres humanos. Deja de preocuparte por la cabra No.3, y enfócate en todas las que tienes. La felicidad depende de ti. Dejemos la inconformidad y sigamos adelante. ¡Que Dios te de un Feliz Día!              Any Aular

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