El Mensaje Mas Importante

Ya eran las 10 de la noche y todavía estaba en la oficina. Yo había estado trabajando muchas horas extras últimamente, de tal forma que no tenía tiempo para relajarme,  hablar con mis amigos, o compartir con mi familia. Hasta había olvidado hablar con Dios cada día como solía hacerlo. Todos mis compañeros de trabajo se habían ido hacía varias horas, y yo me había prometido a mi misma llegar a casa temprano aquel día,  pero allí estaba,  aún estancada en mi trabajo. Así que me dije que enviaría sólo un fax más y me iría. Coloqué los papeles en la máquina y marqué el número de mi cliente que vivía en otra ciudad,  Los Ángeles. Entonces presioné el botón "enviar", pero apareció la palabra " error" en la pantalla, junto al número. Lo miré de cerca y me di cuenta de que ese no era el número que marqué. Era el número de mi cliente, pero con un código de área diferente 714,  perteneciente a Anaheim. "¿Por qué la máquina de fax marcó hacia allá?" Lo intenté de nuevo, marcando cuidadosamente el número de mi cliente, pero volvió a suceder lo mismo. Finalmente, me decidí a llamar al número misterioso 714. El teléfono sonó un par de veces y me respondió una mujer con voz temblorosa: "hola", dije,  le expliqué que había estado tratando de enviar un fax a otra ciudad y siempre caía allí,  y que estaba tratando de averiguar de qué lugar se trataba. "No hay ninguna máquina de fax aquí", dijo. "Este es un hogar de ancianos", dijo la señora. Me disculpé rápidamente por molestarla tan tarde en la noche. "Oh, no, querida, me alegro de que hayas llamado. Casi nadie me visita,  y para serte honesta,  estaba sentada aquí pidiéndole a Dios que moviera el corazón de alguien para hablar un rato,  pues me sentía muy sola". La anciana y yo charlamos durante unos minutos. Ella me contó todo sobre su vida en el hogar de ancianos, y yo le hablé acerca de mi trabajo. "Gracias por llamar, querida" dijo la mujer finalmente. "Me hiciste feliz esta noche". Ahora si era muy tarde. Pero mientras manejaba hacia la casa, durante todo el camino, una sensación de bienestar  y de paz me inundaron. Ni siquiera me acordé del fax hasta el día siguiente, cuando llegué a trabajar. "¡Oh no, me olvidé de enviarlo!". Así que llamé  a mi cliente para disculparme. "¿A qué te refieres?", preguntó,” Yo recibí el fax con toda la información justo después de las diez”.  Dios realmente maneja todas las cosas. Terri  Kilroy 
Esta es una historia conmovedora e increíble, que habla del amor de Dios. Muchos de nosotros estamos como esta mujer, sumergidos completamente solo en lo que nos interesa, nuestros problemas, nuestros trabajos, nuestras actividades del día. Pero no nos tomamos un tiempo para dedicarlo a alguien solitario, o que simplemente necesita un poquito de nuestra atención. Mira a tu alrededor por un momento cada día y encontrarás muchos corazones sedientos de ser por lo menos escuchados, de recibir una sonrisa o un buen trato. Tú y yo tenemos la capacidad, dada por Dios, de alegrarle el día a alguien. Dejemos el egoísmo a un lado, y pensemos un poco más en quienes nos rodean, pues es allí donde encontraremos la verdadera paz y felicidad. ¡Que Dios te de un Feliz Día!     Any Aular

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