Nuestro Perro Guardian

Me preocupaba por la seguridad de mi familia mientras yo estaba lejos. ¿Quién iba a velar por ellos? A pesar de que mi familia y yo teníamos una gran fe en Dios, el lugar donde nos había tocado vivir era en realidad intimidante. Debido a mi trabajo, nos trasladaron, al centro de la ciudad, en Camden, Nueva Jersey. Había tráfico de drogas por doquier, y el crimen se veía a diario, incluso delante de nosotros. Había pandillas que tocaban nuestra puerta a todas horas de día y de la noche. Era realmente aterrador, por lo que lo único que teníamos era una enorme esperanza de que Dios no nos desampararía. No mucho tiempo después de que llegamos, tuve que asistir a una conferencia, por lo que estaría fuera de la ciudad por una semana. Yo temía dejar a mi esposa y a mis tres niños solos en nuestro nuevo vecindario, pero no tenía otra opción. Así que le pedí a Dios de todo corazón que cuidara Dios de ellos. En mi momento libre en la conferencia, llamé a su casa para asegurarme de que todo estaba bien. Mi esposa me aseguró que todo estaba tranquilo, y que nadie les había molestado. "Pero hay una cosa," dijo. "Que apenas yo había salido de viaje, había llegado a la puerta un enorme perro labrador, el cual encaminó hasta el porche delantero y se acostó y creo que no se irá ". "No le des de comer, ni lo toques", le dije. "Probablemente pertenece a uno de nuestros vecinos, seguro se irá a su casa muy pronto". Al día siguiente cuando llamé, el perro todavía no había salido del porche. "nunca molesta a los niños o a mí, pero no deja que nadie más venga a la puerta," dijo mi esposa. "¡Ni siquiera el cartero!". Al final de la conferencia, volví a casa, y encontré al gran perro sentado en el porche delantero. Se puso de pie cuando abrí la puerta de mi carro, con los ojos fijos en cada movimiento que yo hacía. Una vez que llegué a la reja de entrada, le dije, "Hola chico, tengo que entrar en la casa para estar con mi familia”. Sólo  con eso, se hizo a un lado. Después de abrazar a mi esposa e hijos, les pregunté  que debíamos hacer con el perro. "No lo sé", dijo mi esposa. "Tengo que admitir que me sentí completamente segura sabiendo que estaba ahí  afuera vigilando”. En ese instante, los dos miramos hacia el porche, el perro había desaparecido. Fuimos por las calles de los alrededores,  y a varias cuadras de distancia, ¡pero no había ninguna señal de él! era como si hubiera desaparecido de la faz de la tierra... Dios tiene formas misteriosas de manifestar su amor. “Gracias Dios por enviarnos ese ángel”. John Trincale
Esta historia nos dice que para Dios no hay límites. Tan sólo basta con que confiemos en Él, y nos aferremos a sus manos, y Él nunca nos desamparará. El puede usar cualquier persona, medio, o animalito, como ángeles, y guiarlos hacia nosotros, con la única finalidad de que no perdamos la confianza en Él. Así que si tu vida es un caos en este momento, y te sientes desamparado por alguna circunstancia, sujétate de la mano de Dios y verás milagros inesperados  suceder a tu alrededor. ¡Que Dios te de un Feliz Día!       Any Aular 

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