Cuando éramos niñas, mi hermana, Jane y yo, muchas
veces íbamos a visitar a nuestros abuelos Tom y Nellie en Alabama, desde
nuestra casa en Columbus, Mississippi. Nos gustaba pasar el rato en la tienda
del abuelo Tom, jugando todo tipo de juegos. Luego de pasar un buen rato allí,
Mamá Nellie, como llamábamos a mi abuela, nos llevaba a su casa, y horneábamos
juntas. Para el final del día, el suelo de la cocina estaba cubierto con azúcar
y harina y mi abuela ya estaba ronca de contar historias. Sus relatos favoritos
eran sobre milagros. Ella creía en los milagros:"Sólo deben hablar con
Dios acerca de lo que necesitan, y Él se encargará del resto”. Cuando Jane y yo
crecimos, nuestro tema favorito con Mamá Nellie era sobre romance. Uno por uno,
nuestros amigos se fueron casando, y Jane empezó a sentirse un poco preocupada
por estar sola. Después de una ruptura dolorosa, Jane anunció que iba a
abandonar por completo su deseo de casarse. "Sé paciente, Jane”, dijo Mamá
Nellie, "He estado hablando con Dios al respecto y las palabras que
escuché en mi interior es que tu marido está a la vuelta de la esquina, eso
significa que no pierdas las esperanzas”. Un tiempo después Mamá Nellie vino a
visitarnos a Columbus, y nos pusimos a hornear, al igual que en los
viejos tiempos. Nada había cambiado, incluyendo nuestro estado civil. Pero yo
ya tenía un novio estable y pronto nos íbamos a casar. Por su parte, Jane
acababa de conocer a un abogado llamado Dennis. Esa noche Jane nos presentó a
Dennis antes de salir a su primera cita. Tan pronto como se fueron, Mamá Nellie
me dijo: "Es él, el que ha estado a la vuelta de la esquina". Jane y
Dennis han estado casados hasta ahora durante cinco años, y efectivamente, cuando
se conocieron, Dennis vivía a la vuelta de la esquina de nuestra casa en
Columbus. Y eso no es todo. Los milagros ocurren, así que espera un poco más,
pues lo más seguro es que lo que esperas esté "a la vuelta de la esquina".
Sami Austin
Aunque todo a nuestro alrededor parezca difícil.
Aunque las estadísticas estén completamente en tu contra, y las voces que
escuches son de desesperanza, aflicción o derrota, no te des por vencido,
porque arriba en los cielos, hay un Dios que te ama, y tan sólo está esperando
que seas valiente y pidas lluvia en medio de tu sequía, y Él te responderá,
enviando un torrente de agua desde los cielos. Ánimo, tu vida no se ha acabado,
todavía queda mucho por recorrer y siembras que recoger. ¡Que Dios te de un
Feliz Día! Any Aular
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