La pareja perfecta

Alaina Lewis y Justin Peay, se conocieron, desde que ambos estudiaban en la secundaria Statesboro en Georgia. Alaina estaba comenzando, y Justin cursaba el último año. Pero sólo se veían como amigos. Más siempre parecían coincidir en actividades juveniles. Terminado el año, Justin se fue a la Universidad, mientras que Alaina continuó sus estudios. Pocos años después, Alaina ingresó a la Universidad, pero se sentía muy sola. Un día mientras caminaba por el campus, iba pidiendo a Dios que la ayudara enviando a alguien. Ese mismo día, para su sorpresa, se encontró con Justin. Casualmente, las universidades donde ambos estudiaban, compartían partes del terreno exterior. Al verse, se sorprendieron y, desde ese momento, comenzaron a cultivar su amistad. Terminaron enamorándose, y se casaron. Ambos sabían que Dios los había acercado para compartir sus vidas. Alaina sufría de frecuentes problemas de salud. Un día, después de casarse, Justin llevó a Alaina de emergencia al hospital, debido a un severo dolor. Al examinarla, los doctores descubrieron que sufría de endometriosis. La recomendación fue practicarle una histerectomía de inmediato. Aunque Justin sabía que ya Alaina no podría concebir hijos, lo aceptó, pues él decía que Dios tenía algo bueno, aún en medio de ésta tormenta. Unos meses después Alaina tuvo un accidente y fue llevada de inmediato a emergencias, y allí, fue que los doctores descubrieron que los riñones no estaban bien. Así que se requería de un trasplante de riñón. Ninguno en la familia resultó ser compatible. Pero Justin sí. Aunque la cirugía tenía un costo de 100.000 dólares, sus  amigos les ayudaron. Los doctores programaron la cirugía para el 11 de Octubre, la fecha de su quinto Aniversario. Ese día ambas familias se unieron, pidiendo a Dios para que todo saliera bien. La cirugía fue un éxito, y pocas semanas después Alaina estaba recuperada, y su cuerpo aceptó el nuevo riñón perfectamente. Hace poco adoptaron a un bebé llamado Theo.

No es malo tener en mente un plan, pero no debemos aferrarnos a él de tal forma, que cualquier revés que nos obligue a cambiar el rumbo, nos haga pensar que Dios se olvidó de nosotros. Tan sólo debemos creer que lo que Dios planificó es muchísimo mejor, pues sólo así seremos capaces de disfrutar cada paso del camino, y poder sonreír aún en el medio del valle más oscuro. Así que no te rindas,  no estás sólo, tan sólo sigue caminando, pues te espera un hermoso regalo a la vuelta de la esquina. ¡Que Dios te de un Feliz Día!   Any Aular

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