Dios cuisa de todos

Estaba trabajando como reportera En Los Angeles Daily News, cuando empezaron los recortes de personal. Aquel mes de Diciembre se mostraba sombrío, pues yo misma, por órdenes de mi jefe, había despedido a muchos compañeros de trabajo. Una mañana llegué a la oficina consciente de que mi turno había llegado. Mi jefe me llamó a recursos humanos y fui despedida. Recogí mis cosas y pasé por la oficina donde recibíamos el correo. Entonces me entregaron un sobre que venía de Houston, Texas. Era extraño, puesto que yo no conocía a nadie allí. Cuando guardé mis pertenencias de trabajo en el carro estaba tan preocupada. Mi esposo, Alfredo, había sido despedido hacía poco, y con dos niños, el panorama se veía oscuro para nosotros, y pensé: “Dios tienes que ayudarnos, siento que pierdo la esperanza”. Fue entonces cuando recordé el sobre de correo que me había sido enviado, así que procedí a abrirlo, encontrándome con la sorpresa de que había un cheque por diez mil dólares ($ 10000). No lo podía creer. Pensé que como el día de los inocentes estaba cerca, era una clase de broma, y lo pasé por alto. Al llegar a casa le conté a Alfredo lo que me había pasado, y además le mostré el cheque, bromeando sobre la posibilidad de que fuera genuino. Mi esposo lo examinó con detenimiento y me dijo que por lo menos fuera al banco para probar la autenticidad. Al principio pensé que era una locura, claramente se trataba de una broma, pero Alfredo insistió tanto que me fui al banco más cercano, y le entregué el cheque a una de las cajeras. Ella rápidamente lo revisó. Yo le dije de mis dudas, pero en pocos minutos el sistema indicaba que el cheque era legal. Estaba asombrada, y  lo único que dije fue ”… Y pensar que exactamente hoy me despidieron…”. La cajera me tomó de las manos y me dijo: “Realmente Dios cuida de nosotros”. Ese cheque significó mucha ayuda para afrontar los gastos hasta que encontramos empleo nuevamente. Hoy en día hemos vivido muchos altibajos, pero cuando todo se torna oscuro, recordamos ese día y ese cheque, y confiamos en que nada nos faltará si nos aferramos a Dios. Esta maravillosa experiencia nos dice que no estamos solos. En medio de nuestra dificultad está Dios presente, tan sólo tenemos que hablar con Él y abrirle nuestro corazón. Entreguemos en sus manos lo que nos mortifica y nos angustia. La vida no se nos ha hecho fácil últimamente, pero una cosa es segura, nunca nos faltará “ese cheque que nos aliviane la carga de parte de Dios”. ¡Que Dios te de un Feliz Día!        Any Aular

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