Sopa a domicilio

Aquella mañana desperté sintiéndome muy mal. Estaba cansada de cojear con el yeso en mi pierna. Me había roto el tobillo en una excursión familiar en el campo, y ahora el otoño había llegado de la noche a la mañana. La casa estaba muy fría. Y yo sentía un poco de malestar gripal. "Este es un buen día para cocinar una sopa", pensé. Pero al revisar la nevera no encontré gran cosa como para cocinarla, y salir al supermercado me pareció demasiado esfuerzo. Aun así, todo el día no pude sacarme esa idea de sopa de la cabeza. “Sería tan bueno que alguien viniera y me trajera sopa”, pensé para mis adentros. Alrededor de las cinco en punto abrí la puerta para recoger el correo. Una bolsa de regalo colgaba de la manija de dicha puerta por el lado de afuera. “¿Qué puede ser esto?”, me dije a mí misma. Miré dentro de la bolsa y no lo podía creer. Había cuatro contenedores etiquetados con diferentes tipos de sopa casera. “¿Quién había entregado este regalo?”. Entonces llamé a una amiga, pensando que podría haber sido ella. No había sido ella, “pero adivina qué”, me dijo. "Estoy terminando una sopa en este momento", dijo, "para llevarte de cena esta noche" Así que ahora tenía cinco sopas. Qué abundante bendición, justo cuando lo necesitaba. Dios realmente cuida de nosotros y cubre nuestras necesidades. No hay duda de ello, y esta experiencia tan maravillosa nos lo confirma. No importa cuán difícil se nos presente la vida, siempre encontraremos una salida. Existe un Dios que mira muy adentro de cada uno de nosotros, y que desea que seamos felices. Si creemos esto de todo corazón, y no nos damos por vencidos,  encontraremos muchas bendiciones en el camino. Así que no te desanimes. Puede que parezca que no hay salida. Puede que nos sintamos encerrados en un círculo vicioso lleno de problemas y circunstancias negativas. Recuerda siempre que no hay panorama que Dios no pueda cambiar. Puede que no tengamos suficiente en “nuestra nevera para esa sopa de soluciones”, pero existe un Dios que cuida con amor de su creación, Él está atento a tu necesidad. “Ábrele la puerta de tu vida”, habla con Él, y recibirás mucho más de lo que pensabas. Dios está lleno de amor y consideración, y, cuando se lo pedimos, Él viene con los brazos abiertos en nuestro auxilio. No estamos solos, y nunca lo estaremos. Todavía hay tiempo para ser feliz. ¡Que Dios te regale un bello Día!    Any Aular

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