La historia de Walt Disney

La historia que leerás a continuación empieza hace mucho tiempo, en Kansas City. Un joven con ansias de ser dibujante va de un periódico a otro intentando vender sus dibujos. Pero todos los editores, fríamente, y tal vez con algo de crueldad, le manifiestan que carece de talento y le aconsejan que lo deje. Pero él no abandona su sueño, ese sueño que le obsesiona y del que no desistirá. ¿Cómo se puede hacer el sordo a una motivación fuerte? Por fin un pastor, por piedad, empleó al joven como pintor del cartel de anuncios de la iglesia. Pero el artista pobretón necesitaba un “estudio”, o sea un lugar donde dormir y a la vez pintar. La iglesia poseía un viejo garaje lleno de ratones y se le dijo que podía alojarse allí. Y ¿lo has adivinado ya? Uno de estos roedores se hizo mundialmente famoso por obra del joven artista. El ratón fue conocido por millones de personas como el Ratón Mickey; el artista era Walt Disney. Ese joven logró milagros, y a gran escala, pues su historia de Érase-una-vez creció hasta convertirse en una industria cinematográfica de Disneylandia, en California, y Disney World, en Florida. Por aquellos días en que apenas tenía dos monedas de cinco centavos y todos le daban el escobazo, Walt Disney podría haber rezongado que por estar en recesión su país, no valía la pena hacer ningún esfuerzo. Pero este hombre no se dejó arrastrar por la emoción ni convertirse en un militante amargado. Al contrario, fue tenaz en creer, en trabajar y soñar y hacer que ocurrieran milagros y, por último, se convirtió en uno de los más grandes maestros mundiales de la fantasía de los niños. Ha llegado al corazón de la gente de este país, y hasta de todo el mundo.
Tanto tú como yo somos factores indispensables para que sucedan cosas maravillosas en nuestras vidas… El optimismo, la tenacidad, la entrega, la convicción y la perseverancia alimentan las semillas de esa tierra de sueños que constituyen nuestra vida. Dios se encarga del resto, abonando, regando y haciendo crecer todo aquello que creíste imposible un día… Es por eso que te animo a que no abandones, sigue adelante con tus sueños, tus anhelos… con eso que está dentro de ti esperando una oportunidad para salir y hacerte brillar. No temas, Dios, tu Padre, espera por ti. Así que, da el primer paso, siembra tu semilla y vive cada día esperando lo mejor. ¡Que Dios te de un feliz día!         Any Aular

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