No estas perdido

Mi hermana Priscilla y yo acabamos de regresar de unas vacaciones de una semana en Portugal. Visitamos muchas ciudades de Lisboa y Oporto, pero una experiencia en particular sobresale. Antes del viaje, armé un itinerario muy detallado de lugares para ver. Una de las visitas era a una de las librerías más pequeñas del mundo. En nuestro primer día en Lisboa, Priscilla y yo lo buscamos. Encontramos la librería más antigua del mundo, pero la más pequeña era imposible de encontrar. En nuestro último día completo en Lisboa, Priscilla y yo hicimos una excursión de un día a una ciudad costera. Regresamos a Lisboa a última hora de la tarde y decidimos, en el último minuto, visitar un mercadillo histórico sobre el que habíamos leído. Caminamos durante aproximadamente una hora, subiendo muchas colinas empinadas. Cuando finalmente llegamos al mercado, completamente sin aliento, todos los vendedores habían cerrado. Insistí en cruzar a la derecha, lo que terminó siendo otra mala decisión. Subimos por colinas más empinadas, y ambas comenzamos a reírnos de la situación. Cómo me había perdido tanto con un pequeño giro a la derecha. De repente vimos el nombre de una calle que nos pareció conocido. Continuamos un poco más arriba en la calle, y vi a algunas personas pasando el rato en un callejón. Había algo extrañamente familiar en la escena. Miré más cerca. Había una pequeña tienda prácticamente escondida en el callejón. Tenía libros en sus ventanas."¡Dios mío!", Le dije a Priscilla. "¡La librería!". La misma que tanto deseaba encontrar en nuestro primer día en Lisboa. Saqué fotos con asombro. Uno de los dueños  comenzó a hablar conmigo. "¡Es la librería más pequeña del mundo!", dijo, y luego señaló a su amigo. "Este hombre es el dueño. ¿Quieren entrar?”. Él me llevó dentro de la librería, que no era más grande que un clóset. Había un escritorio en un extremo y estanterías con libros alrededor. Hasta nos sentamos en la silla y nos tomamos fotos con ellos. Al salir de regreso no cabía en mí de alegría. Habíamos visitado la librería más pequeña del mundo, gracias a que nos habíamos perdido. Ésta experiencia nos dice que aunque nos sintamos sin rumbo, o desorientados, aún Dios lleva el timón del barco, si no desistimos. Dios tiene sorpresas maravillosas para cada uno de nosotros, sorpresas que sólo serán posibles si eres capaz de creer aún en medio del pozo en el que te encuentras. Sigue caminando sin desmayar. Dios bendice a quienes no se dan por vencidos. ¡Que Dios te de un Feliz Día!  Any Aular

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