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Mostrando entradas de julio, 2014

Un Error Perfecto

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Mi abuelo amaba la vida, especialmente cuando podía hacerle una broma a alguien. Él era carpintero. Un día,  él había estado en la Iglesia haciendo unos baúles de madera para la ropa y otros artículos que enviarían a un orfelinato en China. Cuando regresaba a su casa, metió la mano en el bolsillo de su camisa para sacar sus lentes, pero no estaban ahí. Así fue, que regresó a la Iglesia, los buscó, pero no los encontró. Entonces se dio cuenta de que los lentes se habían caído dentro de los baúles que ya había cerrado y empacado. ¡Sus nuevos lentes iban camino a China! La Gran Depresión estaba en su apogeo y mi abuelo tenía 6 hijos. “No es justo” le dijo a Dios mientras manejaba frustrado de regreso a su casa. “Yo he hecho una obra buena donando mi tiempo y dinero y ahora esto”. Varios meses después, el Director del orfelinato estaba de visita en Estados Unidos. Así que llegó un domingo en la noche a la pequeña Iglesia  donde asistía mi abuelo en Chicago. Mi abuelo y su familia es

Los Ciegos Y El Elefante

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Una vez llegó un elefante a una ciudad habitada por ciegos. En dicha ciudad se ignoraba qué y cómo era tan extraño y enorme animal, así que decidieron llamar a unos eruditos   de su ciudad –ciegos también- para que formularan un dictamen. El primer experto se acercó al elefante, palpó concienzudamente sus patas y luego sentenció: -Puedo afirmar que este animal es como una columna. El segundo erudito, en cambio, tocó a fondo la oreja del paquidermo. –Debo decirles que mi colega está equivocado; este animal es como un abanico y no se parece en absoluto a una columna –dijo con firmeza. Finalmente el tercer sabio exploró minuciosamente la trompa del elefante y dictaminó: -Quiero aclarar que mis dos colegas han errado claramente su apreciación. Es evidente que este animal se parece a una serpiente. De este modo, se levantó entre los habitantes de la ciudad una gran polémica entre los que defendían una u otra de las opiniones de los eruditos, creándose así

Quien Obra Bien

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Un día, mientras me dirigía en coche con mis hijos hacia Dartmouth, Nueva Escocia, divisé a una mujer que estaba de pie a la orilla de la carretera junto a su vehículo. Me detuve detrás de su vehículo, y me dijo que necesitaba cambiar el neumático y no sabía cómo hacerlo. Me ofrecí a remediar el problema y al poco rato cada cual siguió su camino. Después de pasar varias horas paseando en la ciudad, decidí volver a casa, pero noté que salía vapor del frente del auto, y entonces descubrí que el radiador estaba perforado. El conductor de un camión que acababa de llegar me preguntó que ocurría y yo se lo expliqué; añadí que iba a llamar a un hermano que es mecánico. Cuando le dije que este vivía a una hora de camino, llevó mis hijos a cenar al restaurante y se negó a que yo pagara la cuenta. Después nos llevó a casa de unos parientes suyos cerca de allí. El hombre no sólo esperó hasta que mi hermano llegara para auxiliarnos, sino que lo acompañó a revisar el coche. Una vez reparado el ra

EL CASTILLO

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Cuenta la leyenda que en un lejano país, se elevaba un hermoso palacio en lo más alto de una montaña. El rey y la reina tenían una bella hija, en edad de casarse, pero la persona indicada aún no había aparecido. Y era que para llegar allí, se tenía que pasar por un bosque encantado en donde todo hablaba: los árboles, las rocas, las montañas, el río e incluso el viento. Y sus palabras desalentaban a todos los que se aventuraban a visitar ese lugar. Pero eso no era lo peor, el problema estaba en que todo el que pasaba por allí, siempre respondía a las voces del bosque, y al hacerlo eran transformados en alguno de estos elementos. Durante mucho tiempo decenas de caballeros trataron de atravesar el temible bosque pero no lo lograron, pues todos quedaron allí. Pasaron los años, y un día llegó al pueblo un joven príncipe de un reino lejano. Al escuchar los rumores de lo que le esperaba, decidió hablar con un hombre sabio del pueblo. Este le recomendó: cuando te hablen no respondas, y así

Necesito un caballo

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Estaba escalando junto con mi nieto de 11 años, cuando de pronto comenzó a llover, así que nos escondimos bajo una saliente de roca que encontramos. La temperatura comenzaba a bajar y ya yo estaba preocupado cuando de pronto Tristán me preguntó: ¿Crees que servirá de algo pedirle ayuda a Dios? Su pregunta me llevo a recordar y a contarle al pequeño algo que me había sucedido muchísimos años atrás. Yo era el director de una escuela de excursionismo y tenía a mi cargo la seguridad de un grupo particularmente problemático. El grupo había salido primero con un instructor, y yo los alcancé después. Aquel día estacione mi camioneta y me interné en el desierto de Gila en Nuevo México. Era pleno verano y el sol era inclemente, pero el mayor problema eran mis botas, que por ser relativamente nuevas, me empezaron a formar ampollas. Al llegar al campamento tenía los pies llenos de lesiones y me traté lo mejor que pude. Estuvimos allí dos semanas y una mañana uno de los estudiantes desapareció

Digno de Imitar

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¿Por qué los fans japoneses estaban limpiando después del partido de la Copa Mundial.? Si usted se pregunta por qué lo hicieron, Yuko Shimizu escribe: "En las escuelas en Japón, no hay adultos designados que se les pague para limpiar las escuelas. Desde el día en que se ingresa al primer grado en la escuela primaria, los estudiantes lavan las aulas y los propios pasillos,. todos los días, después del almuerzo. A Los padres se les solicita dar a sus niños paños para limpiar desde el primer día de clases.  La primera vez que no tuve que limpiar fue cuando entré a la universidad. Creo que esto explica por qué los japoneses son conocidos como algunos de los más limpios del mundo. Y, cuando los niños limpian su propio salón de clases, hay naturalmente menos vandalismo en las escuelas, y los niños crecen para tener buen cuidado de las cosas que utilizan. Esto es algo que los sistemas escolares de otros países deberían adoptar ".

Persevera y Vencerás

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Hoy en día pensar en Hershey es pensar en chocolate. Pero la historia del emprendedor que dio origen a esta compañía dulcera, empezó de una manera muy humilde. Milton Hershey abandonó de joven la escuela para ser aprendiz de pintor, trabajo del que fue despedido. A los treinta años, el empresario estaba en la bancarrota luego de lanzar tres compañías que no lograron mantenerse a flote. En 1976 lanzó su primera compañía dulcera en Filadelfia, donde pasaba noches en vela, haciendo golosinas para vender al día siguiente. Seis años después vendió el negocio. Trató de probar con otra industria y se mudó a Colorado, donde buscó una oportunidad en la minería de plata. Desafortunadamente, llegó justamente cuando empezó una depresión económica y fracasó. Decidido a regresar a lo que sabía hacer, dulces, Hershey aceptó un trabajo en un local de dulces en Denver.  Fue aquí donde aprendió a hacer chocolates con leche fresca. Después de viajar a Chicago y luego a Nueva Orleans para probar suert