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Mostrando entradas de marzo, 2016

Así deje de fumar

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Todos mis intentos por dejar de fumar habían fracasado. Por más esfuerzos que hiciera, siempre volvía a caer. Había visto a mi querida tía Bernie morir de cáncer en los pulmones, y sus últimas palabras fueron: "¡Por favor deja el cigarrillo, eso te va a matar!". Algún tiempo después, estaba fumándome un cigarrillo,  mientras tomaba una caminata por el bosque, hacia mi pequeña cabaña en medio del bosque de la península de Bruce, alrededor de dos horas y media al norte de Toronto, Ontario, y pensaba, cuán difícil era dejar este terrible hábito.  Hasta le había rogado a Dios innumerables veces. Después de la muerte de mi tía, juré parar, pero no lo logré. Aquella  cabaña había sido uno de los lugares favoritos de mi tía Bernie, y, últimamente, me había ganado algo de dinero extra alquilándola a vacacionistas. Estaba allí aquel día pues por la tarde llegarían nuevos inquilinos, y estaba revisando todo. La cabaña no tiene electricidad, por lo que tenía que asegurarme de que h

La Cabra Perdida

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Todo empezó una tarde de domingo en una pequeña ciudad, cerca de Toronto, en Canadá. Aquella ciudad era tan pequeña que contaba solamente con cuatro calles una iglesia, una escuela, un parque, y estaba situada en el centro de un inmenso y maravilloso bosque de pinos de diferentes tipos. Todos allí se conocían por sus nombres, y prácticamente eran familias unos de otros. A dos niños muy amigos, se les ocurrió una idea, con el único fin de divertirse. Se dirigieron hacia el inmenso bosque por una ruta que conocían desde siempre, y que usaban para ir a jugar, y  comenzaron a buscar cabras, que abundaban por allí, pertenecientes a algunos de los granjeros de la zona. Al fin atraparon a tres cabras y pintaron los números 1, 2 y 4 a sus lados. Cada una con un número por ambos lados. Esa noche entraron en la escuela y dejaron a las cabras sueltas en el interior de su edificio escolar. A la mañana siguiente, cuando las autoridades entraron en la escuela, podían oler que algo estaba mal. Pro

Nunca digas no puedo

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Jennifer Bricker nació en un hospital en Rumania,  en el que fue abandonada por  sus padres biológicos porque nació sin piernas. Afortunadamente, Gerald y Sharon Bricker, originarios de Estados Unidos, adoptaron a Jennifer y la criaron en un pequeño pueblo de Illinois. Jennifer tuvo que enfrentar desafíos únicos mientras crecía, pero sus padres le enseñaron que el no puedo no existe. Los Brickers decidieron criar a Jennifer tal y como lo hicieron con sus demás hijos sanos y la animaron a seguir sus sueños. Ellos la enseñaron a no rendirse jamás. La norma que tenían era: “Nunca digas: No puedo”. Jennifer decidió incorporarse a los deportes en los primeros años de su vida: como el voleibol y la gimnasia; esta última, la llevó a participar en las olimpiadas juveniles de los Estados Unidos. Desde su infancia comenzó a seguir los pasos de la gimnasta olímpica, Dominique Moceanu, a quien admiraba como modelo a imitar. Gracias al gran amor de sus padres y su aceptación,  nunca sintió su

La gemela de Mia

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Desde que mi esposo Doug y yo nos casamos elegimos adoptar gemelos, específicamente niñas gemelas. Sentía desde lo más profundo de mi corazón, que eso era lo que Dios quería para nosotros. Así que guiados por ese inmenso deseo, y esa seguridad, compramos un cochecito doble, dos mantas de bebé, e incluso dos pequeños dispositivos de cuerda que tocaban música. Pero entonces una agencia de adopción nos presentó a una niña de 13 meses de edad que había sido abandonada fuera de una fábrica textil en Yangzhou, China. Doug y yo nos enamoramos de ella al instante, y todos los pensamientos de tener gemelas los dejamos de lado.   Además de eso, sentíamos muy dentro de nosotros que teníamos que llamarla Mia. Nunca había considerado ese nombre antes, pero sentíamos que Dios nos guiaba,   y así lo hicimos. En julio del 2004, trajimos a nuestra bebé Mia a casa con nosotros en Chicago. Regalamos el cochecito doble y la manta extra, y compramos un coche individual, pero por alguna razón, no pude d