Entradas

Mostrando entradas de diciembre, 2015

El Milagro de la Amistad

Imagen
Mi historia ocurrió en 1943 cuando tenía 13 años de edad. No teníamos mucho, por lo que al crecer, mi papá laboraba en una gran cantidad de puestos de trabajo. Nunca nos faltó qué comer, pero nuestra vida estaba llena de sacrificios. Y de repente comenzó la Segunda Guerra Mundial. Papá se enlistó, razón por la cual, mi madre tuvo que ir a trabajar en la planta de la defensa local, en el área del embalaje de piezas destinadas para aquellos que estaban luchando en el extranjero. Como quedé sola en casa, aprendí a cocinar y ayudar en los quehaceres. Yo me encargaba de todo en el hogar, mientras mamá trabajaba duro en aquella fábrica. Recuerdo que cada noche llegaba exhausta,  comía y enseguida se dormía. Se acercaba la Navidad, y era el primer año que papá no estaría con nosotras, así que me preguntaba que haríamos para esas fechas con tanta escasez, y además me parecía que no teníamos  que celebrar, ya que mi madre y yo estábamos solas. Sus parientes vivían en las cercanías de Greenvi

Llévese Nuestro Carro

Imagen
En diciembre de 1997, Elizabeth Clay, estudiante, de 22 años, iba conduciendo a casa proveniente de Boston, para pasar las vacaciones de Navidad con sus padres, en Carolina del Sur. Cuando apenas llevaba una hora de camino, se le dañó un neumático. Se detuvo a la orilla de la carretera, abrió el portaequipaje y, a la poca luz de esa tarde invernal, vio que no llevaba caucho de repuesto. La preocupación y el miedo la invadieron. ¿Cómo podría resolver este problema? No se veía ningún poblado cercano. Entonces elevó una plegaria al cielo, y de repente, un auto se detuvo delante de ella. Los ocupantes, una pareja de mediana edad,  Paul y Diane Woodcock, le ofrecieron guiarla hasta una gasolinera que estaba cerca de donde ellos vivían, un poblado muy pequeño. Pero al llegar, la encontraron cerrada. Ella se angustió más, mas no dejaba de pedir ayuda a Dios. –Síganos a nuestra casa- dijo Paul a la chica. Hicieron varias llamadas telefónicas, pero no tuvieron suerte. Después de hablar apart

Si se puede

Imagen
Adam Zimmerman, un dulce niño que estudiaba primaria, sufría de dislexia, lo cual le dificultaba su capacidad de aprender. Algunas maestras no tenían la debida paciencia, y eran muy crueles con el pequeño. “Eres muy torpe. Nunca llegarás al bachillerato”, le dijo una maestra de primaria al niño de 7 años. En efecto, el chico reprobó, y tuvo que repetir el año, lo cual representó un duro golpe para él. El ver que sus amigos siguieran adelante sin él lo hizo sentirse humillado, triste y depresivo. Pero el tajante comentario de su maestra, le cambió la vida para siempre: el niño que padecía dislexia se transformó en una persona decidida a triunfar, cuando su madre, al verlo tan mal, vino en su rescate con unas palabras que le cambiaron la vida. Ella le dijo: “No porque alguien afirme algo significa que debas creerle”, y continuó: “Ve y demuestra que se equivoca. No pienses en tu discapacidad, sino en cómo superarla”. Adam no solo terminó el bachillerato, sino que, con sólo una estatura