Angeles Consoladores
Después de 23 años de la desaparición de un cáncer
de tiroides, me realicé exámenes de sangre, y ellos mostraban que posiblemente
la enfermedad había reaparecido. Así que mi doctor me pidió someterme a un
estudio de la tiroides por resonancia magnética, el cual sería el que revelaría
con certeza si en verdad estaba enferma otra vez. Antes de comenzar el escaneo
una enfermera tomó otra muestra de sangre y entonces la resonancia comenzó. Allí,
dentro de la máquina, muy quieta, y esperando que tomara todas las imágenes,
sentí enormes deseos de llorar, pero me resistí. Había sido un año muy duro.
Mamá y mi hermano mayor, Brian, estaban siendo sometidos a quimioterapia, y lo
más desgarrador de todo es que mi hermano gemelo David, se había enfermado y
había muerto del virus VIH. Todo esto se agolpó en mi mente, estando allí
acostada, y empecé a pedirle a Dios que me hiciera un milagro. De pronto
aparecieron a ambos lados dos hombres llenos de luz, eran muy altos y fuertes.
Recuerdo que pregunté: “¿Qué hacen aquí?; y ellos respondieron: “Venimos a
consolarte, a darte ánimo. No te preocupes, éste examen saldrá bien. Venimos a
secar tus lágrimas”. A lo que yo dije: “Pero si yo no estoy llorando”, ”Pero tu
alma llora”, dijeron ellos. De pronto todo el miedo y el desánimo
desaparecieron, y mi corazón se llenó de
una paz y una alegría indescriptible. Y así como aparecieron, desaparecieron
estos hombres. Al terminar el examen, me acerqué al consultorio de mi doctor y
le conté de mi experiencia, y recuerdo que se quedó mudo. Entonces dijo que
debíamos esperar por los resultados de los exámenes de sangre y el escaneo.
Días después el doctor me dijo que los exámenes de sangre revelaban la
presencia de algo malo, pero que las imágenes de la resonancia mostraban que mi
cuerpo estaba limpio y libre de cáncer, por lo que él quería someterme una vez
más a un escaneo más profundo y exacto para darme una respuesta definitiva, lo
cual hice. Al pasar la semana, mi doctor me llamó a mi casa, y me dijo: “He
revisado una y otra vez éste último escaneo y no encuentro nada malo, tu cuerpo
está completamente limpio de cáncer”. Entonces le pregunté: “¿Recuerda la
experiencia que le conté? ¿Usted cree que es probable que haya sido sanada
entre el momento que me tomaron las muestras de sangre, y el momento de la
resonancia?”. El doctor dijo: “Sí, eso es lo más probable y la única
explicación que tengo. Así que no más quimioterapia, ni cirugías, disfrute las
vacaciones con sus hijos, y nos vemos el
próximo año”. Ya han pasado más de seis años y cada vez que soy examinada, los
resultados revelan que estoy completamente bien. Ahora sé que Dios cuida de
nosotros. Él responde a nuestras oraciones y no nos deja solos. Cathy Taylor
Definitivamente no estamos solos. No es un problema
religioso, o de creencias, lo cierto es que hay un Dios en los cielos que nos
cuida, y que nos escucha. No pierdas las esperanzas a pesar de los malos
pronósticos, acude a tu Padre que está en los cielos y tu vida cambiará. ¡Que
Dios te de un Feliz Día! Any Aular
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