Consolada por un osito de peluche

Yo estaba sentada, en mi lugar favorito, la mecedora del porche delantero, disfrutando de un delicioso jugo y de la paz de aquel lugar. Fue entonces cuando vi un camión aproximarse a la casa mi vecino, justo al lado de la mía. Brad y su joven familia se mudaban a otra ciudad. Él me saludó, y yo caminé hacia ellos para felicitarlos y desearles lo mejor. Lo abracé a él ya su esposa. De pronto sentí que alguien estaba detrás de mí. Era Britney, la pequeña hija de Brad. Ella se acercó a mí con sus bracitos extendidos, pues quería un abrazo también. En sus ojitos noté que estaba triste, y su madre me dijo que estaba asustada por la mudanza. Me incliné y abracé a Britney, diciéndole que estaba segura que le gustaría su nuevo hogar. Me despedí de ellos, y cuando caminaba hacia mi casa, sentí que una voz me decía que le diera a Britney un oso de peluche. De inmediato pensé en el closet donde guardaba algunos peluches y juguetes, pero dudé de que a la pequeña le pudiera gustar un juguete que no era nuevo, o recién comprado. Pero la voz era insistente. Fui al closet y escogí un osito Teddy de peluche. Miré a los otros animales de juguete, y pensé que  Britney preferiría otro animal en lugar del osito. Pero la voz insistía diciendo: “Dale el oso”. Me encaminé a la casa de mis vecinos, con el oso en la mano. Cuando toqué el timbre, Britney fue quien me abrió la puerta. Entonces levanté el oso, y le dije: “El Osito Teddy quiere saber si puede ir a contigo a esa nueva ciudad”. Britney se alegró muchísimo, y tomó el oso, y lo abrazó, apretándolo contra su pecho. Cuando Brad vio mi regalo, se sorprendió y dijo: "No puede ser, su oso de peluche favorito, se fue accidentalmente en el camión de la mudanza, y ha estado triste por eso toda la mañana, esto es de verdad maravilloso. ¡Ahora era yo la que sonreía! ¡Me sentía llena de alegría! Me despedí por segunda vez, pensando en cuán bello es el amor de Dios, y es tan grande que me movió a regalarle a una pequeñita asustada aquel osito. Le di gracias a Dios por haber sido partícipe de un milagro.

Esta historia nos habla de cuán grande es el amor de Dios. Lo que es importante para nosotros, también lo es para Él. Así que no temas por los cambios que estás viviendo,  pues Dios siempre estará allí para darte tu “Osito de Peluche”, que te ayudará a atravesar el valle. Ten ánimo y sigue adelante. Habla con Él, confía, y vencerás. ¡Que Dios te de un Feliz Día!     Any Aular

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